El manacorense no cuajó su mejor partido y no brilló como en el resto de torneo y sufrió contra el poderoso saque de su rival. Gulbis mostró un juego sólido y solvente y estuvo a punto de dar la sorpresa gracias a sus potentes golpes desde el fondo de la pista, que impedían al español mantener su juego.
El primer set estuvo marcado por el primer juego, donde el letón perdió gran parte de sus opciones al perder el servicio. Nadal, más constante y concentrado, aprovechó el nerviosismo inicial de su rival y se llevó el primer juego del encuentro, algo que lastró a Gulbis para el resto de la manga. Nadal se mostró muy consistente con su saque y se limitó a mantenerse con solidez sobre la pista y llevar la iniciativa del choque. Sin embargo, la irregularidad se apoderó de ambos contendientes y el duelo se tradujo en un intercambio de errores no forzados en los que las fuerzas de ambos contendientes se igualaron. El español sufrió para cerrar el set y tras salvar varias bolas de 'break' se llevó la primera manga (6-4).
Gulbis se rehizo en el segundo asalto y, al contrario de lo que sucedió en el primer parcial, devolvió la moneda al español y rompió su servicio al comienzo (3-0). Nadal no acababa de tener continuidad en su juego y se vio superado por el empuje de su oponente, que soportó la presión y se mantuvo firme desde el fondo de la pista. El español no terminó de encontrarse cómodo sobre la arcilla durante todo el encuentro y la desconcentración le costó cara en la segunda manga, donde el letón supo imponerse con autoridad para igualar el encuentro (3-6).
En la última manga , la intensidad de choque creció y ambos jugadores era conscientes de que era vital no perder el servicio. Por ello, la igualdad fue la tónica predominante del set. Gulbis desquiciaba una y otra vez con sus dejadas y su potente saque a Nadal, que no encontraba el modo de imponerse ante un rival que devolvía todas las bolas. Fue Nadal quien más lo intentó y tras no aprovechar varias pelotas de rotura, finalmente consiguió doblegar al letón en el décimo juego para hacerse con un partido que le hizo sufrir más de la cuenta. De esta manera, el manacorense completó la primera final española de la historia del Masters de Roma en la que este domingo peleará por el título con David Ferrer.Ferrer jugará su primera final de Masters 1.000
En tan sólo 69 minutos, el alicantino logró clasificarse para su primera final en un Masters 1000 ante un Verdasco al que las últimas dos semanas le han pasado factura.
Verdasco desaprovechó un 5-1 a su favor en el primer parcial y se vio remontado por el alicantino, que volvió a dar muestras de su capacidad competitiva y consiguió levantar un parcial que se le había puesto cuesta arriba. El de Jávea se mostró insuperable desde el fondo de la pista y acabó desesperando a su rival, impotente y agotado ante su solidez. No obstante, el madrileño comenzó dando muestras de su gran nivel de forma y marcó el ritmo del encuentro en los primeros instantes. Con un potente juego desde el fondo de la pista, Verdasco desesperó a Ferrer, que era incapaz de frenar las acometidas de su rival. En el tercer juego del choque, el madrileño logró romper por primera vez el saque de su oponente (3-1) y se marchó cómodamente en el marcador.
Verdasco mantenía su servicio con facilidad mientras su compatriota se precitaba. La ansiedad por ganar los puntos rápido mantenía a Ferrer fuera del partido mientras su oponente prácticamente no cometía errores. Sin embargo, cuando sacaba para ganar el madrileño comenzó a cometer errores y Ferrer poco a poco mejoró la profundidad de sus golpes. A partir de ahí, el choque giró por completó y se declinó del lado del alicantino, que ganó seis juegos seguidos para llevarse la primera manga (7-5), ante un Verdasco que no supo cerrar el set y volvió a rescatar la fragilidad mental que parecía haber abandonado en los últimos torneos.
El segundo set se puso pronto cuesta arriba para el tenista de Boadilla del Monte, que cedió su primer servicio (2-0) y no pudo frenar los ataques de su rival, cada vez más cómodo sobre la pista. Verdasco resistió e incluso rompió el saque de su rival en el tercer juego, pero no fue capaz de mantener el suyo y desaprovechó una nueva oportunidad de meterse en el partido.
Además, el cansancio poco a poco hizo mella sobre el madrileño que demostró ser inferior físicamente a su rival y comenzó a desesperarse con errores no forzados. La resistencia de Ferrer desde el fondo de la pista fue demasiado para Verdasco, que terminó por desconectarse del encuentro para quedarse sin su tercera final consecutiva.