L D (EFE) Federer se vio agobiado pero recurrió de nuevo a esa punta de velocidad que le diferencia del resto de los jugadores, y en tres horas y 13 minutos se colocó en la penúltima ronda, donde se enfrentará con Kiefer. El campeón de 2004 lo había pasado mal ante Haas en octavos y esta vez le ha sucedido algo parecido.
Concedió terreno a Davydenko, un jugador al que había batido antes en seis ocasiones, cediendo únicamente tres sets, y el ruso aprovechó ese regalo para meterse en la pista y controlar con su revés a dos manos. Davydenko, semifinalista en Roland Garros el año pasado, llegó a disponer de cinco bolas de set en el tercer parcial, cuatro de ellas en el primer desempate de la noche, que Federer despejó con apuros.
Que el suizo no está demasiado fino lo atestiguan sus 52 errores no forzados, eso sí, mitigados por 46 golpes ganadores. En el segundo desempate le costó incluso ganar, pues estuvo 5-3 arriba con y dos saques, pero al final su servicio le sacó del atolladero.
Ya en el siguiente partido, Federer debe olvidarse de la derrota que encajó el pasado año ante el ruso Marat Safin, la primera de las cuatro que permitió en esa campaña. Kiefer le espera con ansia, pues es la primera vez que arriba a las semifinales de un Grand Slam.