(Libertad Digital) Ya hay un hueco en la historia del tenis para los duelos entre Roger Federer y Rafael Nadal, quienes se intercambian los roles de favorito y aspirante dependiendo de la superficie sobre la que peleen. Si en Roland Garros el mallorquín parece intratable, en Wimbledon es el suizo el que ríe último. Aunque la situación tiene visos de ser reversible. Nadal ha peleado con confianza en un terreno sobre el que hace unos años no se sentía seguro, pero en el que va mostrando poco a poco las mismas prestaciones que sobre la tierra batida.
La Central estaba abarrotada y los espectadores, hambrientos de tenis después de un Wimbledon con más sombras que luces, han colmado sus deseos de espectáculo. Además, han sido testigos del momento en el que el suizo ha inscrito su nombre junto al de Bjorn Borg, el único que tenía cinco trofeos del All England Tennis Club. Ante sí, no podía estar otro que Rafael Nadal, el aspirante, quien además tenía su reto particular, ganar Roland Garros y Wimbledon en la misma temporada, como hicieron Rod Laver y el mismo Borg.
Comenzó con servicio el suizo y resolvió sin problemas para anotarse la primera rotura en el segundo juego. Un aviso. Resolvió su saque en el tercero y se ponía en 3-0. Pero enfrente tiene al chico más tenaz de todo Manacor. Nadal se hizo más agresivo y se adjudicó el cuarto juego en blanco. No hizo ningún ace en esta primera manga, mientras que Federer dejó seis en la retina. Tampoco sumó tantos golpes ganadores como el suizo (12 por 20), aunque plasmó una remontada intimidante hasta romperle el saque con el quinto (3-2).
El décimo juego estuvo salpicado de interminables intercambios que se decantaron por el zurdo, quien en esa manga tuvo 7 errores no forzados, uno menos que Federer, y cometió sólo una doble falta, la misma que el helvético. Nadal arrebató dos juegos en blanco al favorito, en el sexto y en el duodécimo. Sin embargo, se llegó al desempate, un mano a mano en el que Federer estuvo menos nervioso. En el 6-5, Nadal cuestionó la que hubiera sido una bola de set para Federer y el Ojo de Halcón dio la razón al mallorquín, quien, sin embargo, terminó perdiendo el desempate por 9-7.
El español sacó la garra en el segundo set del partido y, después de rozar la victoria en el primero, no la dejó escapar en el segundo. Aguantó la presión del rival, impecable en el saque directo: en el quinto juego, el mallorquín le puso con dos bolas de rotura en contra, pero éste las salvó y se concedió una ventaja directamente con el saque. Ése parcial cayó definitvametne de su lado. Pero el español se llevaría el gato al agua. Nadal dio de su propia medicina al suizo en el momento justo. Tuvo en su poder dos puntos de set y rubricó el parcial por 6-4.
Los niveles de confianza del manacorense desbordaban, pero no llegaban a incomodar al suizo, que continuó inmenso con su saque, con el que se apuntó 6 "aces" en este examen, en el que perdió una ocasión de romper el saque de Rafa, y en la que el balear no logró un solo saque directo. Federer no dio opciones de hacer rotura al español, aunque llegó a verse con 6-5 abajo, en otro duelo donde el número uno consiguió quince golpes ganadores, cuatro más que Nadal y en el que hubo que recurrir al desempate para decidir de qué lado se inclinaba el marcador. En este juego, el helvético dispuso de 4 puntos de set para rematar un set que duró 54 minutos con 7-3.
La cuarta reválida fue la de la esperanza primero y la de las sombras después. Nadal inauguró con contundencia el set y se puso con un ilusionante 4-1, pero entonces le aparecieron unas molestias en la rodilla que, si bien no evitaron que se apuntara la manga, sí le fueron desgastando hasta el final del partido. La quinta reválida fue de infarto. En el tercer juego con el marcador igualado, Nadal tuvo dos puntos de rotura, que salvó el helvético.
La recta final estuvo cargada de tensión. El suizo consiguió romper el saque del número dos para mantener ventaja; llegó a perder un punto de partido, que salvó Nadal pero Federer tuvo la última palabra y logró inscribir su nombre en la historia al rematar por 6-2.
La recta final estuvo cargada de tensión. El suizo consiguió romper el saque del número dos para mantener ventaja; llegó a perder un punto de partido, que salvó Nadal pero Federer tuvo la última palabra y logró inscribir su nombre en la historia al rematar por 6-2.