El primer set fue cosa del escocés Andy Murray, que no tuvo todo el apoyo de la grada que se podía esperar a pesar de jugar en casa. El número cuatro mundial estuvo sensacional con el 'drive' y nunca se desesperó ante la paciencia de Federer, una de sus mejores armas que acabó por imponerse. El helvético cedió en la primera manga por el afán del pupilo de Alex Corretja, centrado en su servicio y especialmente acertado en el resto. Murray rompió pronto el saque del número uno y encaró la recta final del set harto de motivación.
El escocés se llevó la manga inicial por 6-3 y Federer reaccionó a partir de ese momento. El suizo se adjudicó el segundo parcial por idéntico marcador y fue mermando poco a poco a su rival, que dio muestras de debilidad física a medida que avanzaba el partido. En esta segunda manga, Federer apenas cometió errores no forzados y otorgó la responsabilidad de levantar el envite a Murray, que no podía moverse con la frescura que había demostrado en los compases iniciales del encuentro.
El de Basilea rompió el servicio en el cuarto juego y se colocó 3-1, marcador que supuso una montaña imposible de escalar para Murray. El británico se desesperó en el tramo final del segundo acto y 'regaló' a Federer la tercera, donde el suizo estuvo soberbio. Igual que le pasara ante Verdasco, Federer supo reponerse con solvencia y autoridad y se apuntó por 6-1 la manga definitiva tras haber desperdiciado la primera bola de partido.
El mejor tenista del mundo sacó a pasear sus galones con un tenis inmaculado y dejó prácticamente sentenciada su presencia en las semifinales.