"En estos meses se ha demostrado la calidad de la oferta de Valencia, tanto en lo deportivo como en las condiciones naturales para acoger una competición de este tipo, pero también en la capacidad de sus autoridades para hacer una oferta imbatible desde el punto de vista mundial", dijo Rato, quien añadió que la ciudad se ha convertido en la capital de la vela mundial.
Francisco Camps aprovechó los instantes previos a la llegada de la Copa a Valencia para explicar que había mantenido una conversación con el Rey Juan Carlos, en la que le agradeció en nombre de todos los valencianos "el esfuerzo que desde el primer minuto ha hecho para que lo que antes era un sueño sea ahora realidad".
Júbilo incontenido en Valencia
Sobre las 19,30 horas, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, recibió el trofeo de la Copa América, de manos de Michel Bonnefous, presidente de AC Managent, en el mismo aeropuerto de Manises donde fue a esperar a la delegación helvética. Junto a Barberá estuvieron a pie de pista en el aeródromo valenciano, a la espera del trofeo, el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, y el vicepresidente primero del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato.
Con fuertes medidas de seguridad, y ante la expectación de un centenar de representantes de medios de comunicación, llegó con media hora de retraso sobre el horario previsto el avión que traía a Valencia a la expedición suiza con el Trofeo. Desde el aeródromo valenciano la Copa partió hacia el Consistorio, desde cuyo balcón, la alcaldesa la mostró a la multitud congregada en la Plaza del Ayuntamiento.
El incalculable valor de la Jarra de Plata
La denominada en su origen Copa de las 100 Guineas, ha quedado ya expuesta en el Salón de Cristal del Ayuntamiento de Valencia y permanecerá allí durante este jueves y el viernes con unas medidas de seguridad excepcionales que implicarán a uno o dos policías que la vigilarán constantemente día y noche. La jarra de plata posee un valor excepcional por su antigüedad, ya que fue un encargo que en 1851 realizó el Marqués de Anglesey al prestigioso joyero Robert Garrard y que entregaron al Royal Yacht Squadron para que lo ofreciera como premio en una competición náutica.