(Libertad Digital) El Real Madrid volvió a exhibir sus vicios y a ocultar sus virtudes. Sin ritmo y sin pegada, sucumbió ante el Espanyol, un equipo que va camino de firmar una de las mejores temporadas ligueras en muchos años. Apareció pronto el equipo barcelonés por medio de Riera, quien remató a gol un córner botado por Luis García a los dos minutos. Por algo están en la selección. Precisamente, el tercer españolista llamado por Luis Aragonés esta semana pasada, Raúl Tamudo, sentenció a los blancos con una magnífica vaselina sobre Casillas ya en la segunda mitad.
Valverde lo jugó todo a una carta: frenar a Guti. Lo consiguió, como cualquiera que se lo propone un mínimo de seriedad. Y mientras Schuster insista en colocar a Sneijder en la banda izquierda, más difícil será que el canterano encuentre un respiro y los rivales un quebradero de cabeza más. Las ausencias de Robben y Robinho agravaron las carencias blancas y anularon las llegadas por banda. No hubo reacción posible tras el gol de Sergio Ramos.
El Real Madrid pierde su condición de invicto, igual que el Barcelona. A los azulgrana les pasó lo mismo que al eterno rival. Desde el primer minuto, el Villarreal los metió en su área. Como un calco, se adelantó al minuto de juego por medio de Cazorla, con quien Guille Franco había combinado de tacón. No bajó un ápice el ritmo de partido el equipo de Castellón. Así, a los trece minutos, Abidal cometía penalti sobre Pires y Marcos Senna anotaba el primero de los dos penaltis con los que dio la victoria a su equipo. De anda sirvió la fugaz aparición de Bojan, quien anotó un gol de delantero killer del área. Al poco, Milito derribaba a Pires en el área, Mejuto le perdonaba la expulsión, pero el hispano brasileño no les pasó el tercero.
La segunda parte fue un vendaval de fútbol sin cabeza de los azulgrana y una lección de contragolpe del Villarreal. Rijkaard mareó a sus jugadores dejando atrás a tres centrales y dando entrada a Giovani. Sin embargo, no consiguió tener profundidad por banda y dejó unas lagunas por las que cruzaron los jugadores amarillos en lancha motora. No hubo milagro y el Barcelona, desquiciado, cedió su primera derrota del año.
El Sevilla, por su parte, sigue peleando contra sí mismo. Este sábado hurgó en la herida del Levante, donde todavía no ha surtido efecto el cambio de entrenador. Debuta con derrota De Biasi, un fracaso fraguado en la primera parte con dos goles de Luis Fabiano en trece minutos.
Por último, el Valencia le recordó al Deportivo todas sus carencias con una goleada en la que se reconfirmó Joaquín y pidió su sitio Morientes. El ex bético adelantó a su equipo de penalti a los diez minutos y Baraja, tras una buena jugada en equipo y un error de Coloccini, puso el segundo en el marcador. Xisco recortó la distancia a la media hora, pero antes del descanso, el delantero valencianista vacunó otra a los gallegos. Ya en la segunda parte, Bodipo estableció el definitivo 2-4.