L D (EFE) Por primera vez en la historia de la competición, y salvo milagro de última hora, el título será puesto en juego en una final entre equipos españoles. El Werder Bremen es el único foráneo del cuarteto, pero salió malparado hace una semana de su visita al estadio de Montjuic, de donde salió derrotado por 3-0. El cuadro alemán no ha terminado de asumir aquel varapalo. De hecho, en el encuentro de la Bundesliga frente al Arminia Bielefeld dejó escapar una buena ocasión para acechar el liderato tras la derrota encajada por 3-2.
Sin embargo, el Espanyol ha viajado a Bremen plagado de precauciones. Tiene en la mano la posibilidad de rememorar un momento histórico. Uno de los más grandes en su limitada leyenda continental. La final de la Copa de la UEFA de 1988, cuando perdió por penaltis frente al Bayer Leverkusen. El equipo entonces dirigido por Javier Clemente y con el actual preparador, Ernesto Valverde, entre los titulares sobre el terreno de juego, desperdició la misma renta con la que ahora acude a Alemania. Ganó por 3-0 en Sarriá pero perdió por idéntico resultado en la vuelta.
Cerca de mil seguidores acompañarán al Espanyol a Bremen, de la que esperan sea una estación de paso hacia Glasgow para el próximo 16 de mayo después. El botín obtenido con los tantos de Moisés Hurtado, Walter Pandiani y Coro es el principal argumento para el cuadro de Valverde, que no podrá contar con los centrocampistas Iván de la Peña y Jonatas Domingos, con molestias físicas. Sin embargo, ambos estarán en Alemania. El técnico ha decidido que todos los integrantes de la plantilla viajen a Bremen. Incluidos los sancionados -Moisés y Pandiani- y Raúl Tamudo, que vuelve a una convocatoria en un momento decisivo del curso.
Sin embargo, el Espanyol ha viajado a Bremen plagado de precauciones. Tiene en la mano la posibilidad de rememorar un momento histórico. Uno de los más grandes en su limitada leyenda continental. La final de la Copa de la UEFA de 1988, cuando perdió por penaltis frente al Bayer Leverkusen. El equipo entonces dirigido por Javier Clemente y con el actual preparador, Ernesto Valverde, entre los titulares sobre el terreno de juego, desperdició la misma renta con la que ahora acude a Alemania. Ganó por 3-0 en Sarriá pero perdió por idéntico resultado en la vuelta.
Cerca de mil seguidores acompañarán al Espanyol a Bremen, de la que esperan sea una estación de paso hacia Glasgow para el próximo 16 de mayo después. El botín obtenido con los tantos de Moisés Hurtado, Walter Pandiani y Coro es el principal argumento para el cuadro de Valverde, que no podrá contar con los centrocampistas Iván de la Peña y Jonatas Domingos, con molestias físicas. Sin embargo, ambos estarán en Alemania. El técnico ha decidido que todos los integrantes de la plantilla viajen a Bremen. Incluidos los sancionados -Moisés y Pandiani- y Raúl Tamudo, que vuelve a una convocatoria en un momento decisivo del curso.
Mientras, el Sevilla se amarra a su corona europea para ampliar el lustre de una campaña excepcional. Plagado de expectativas en todas las competiciones del curso, el conjunto de Juande Ramos no renuncia un ápice a conservar la Copa de la UEFA, de la que se proclamó campeón en el ejercicio pasado. El Sevilla debe remontar, un ejercicio poco habitual en la trayectoria reciente del cuadro hispalense, acostumbrado a marcar el paso de los distintos envites tanto en la Liga y la Copa del Rey, sus otros objetivos.
El equipo andaluz se ampara en el regreso del mali Frederick Kanouté, que liderará la línea de ataque, obligada a enjuagar la desventaja que deparó el choque de ida en el Reyno de Navarra. Ramos podrá poner en el Sánchez Pizjuán a su once de gala. El técnico del cuadro 'rojillo', Jose Ángel Ziganda, cuenta con toda la plantilla a excepción del sancionado Roberto Soldado, autor del tanto obtenido por su equipo en el encuentro de ida y que pretende hacer valer para alimentar la historia con un logro sin precedentes.