L D (EFE) Carlos Moyá consiguió empatar la final de la Copa Davis tras derrotar a Mark Phillippoussis por 6-4, 6-4, 4-6, 7-6 (7-4) en tres horas y 14 minutos con juego en el servicio y volea que asombró a los 15.000 espectadores de la Rod Laver Arena de Melbourne.
Moyá ni salió intimidado ni entregado al suplicio que podría parecer enfrentarse contra un cañonero como Phillippoussis, con el que había perdido en cuatro de las seis ocasiones en las que se habían enfrentado hasta este viernes, ganándole únicamente en la tierra de Roland Garros en 2002 y 2003.
Para un jugador como Moyá, que en dos años y medio solo ha jugado tres partidos en hierba, enfrentarse contra un especialista como Philippoussis era casi como ir al matadero sin encontrar escapatoria, pero el sorprendente mallorquín jugó sin complejos, centrado en su servicio, que solo perdió en dos ocasiones, mientras que fue capaz de controlar el de su adversario y robarlo tres veces.
Moyá incluso logró igualar en saques directos a su rival (18 en total) y tuvo mejor porcentaje con su porcentaje de primeros servicios (59 por ciento por 53 por ciento del australiano). Pero donde, sin duda, desplegó su mayor talento fue en el desempate del último set, cuando tras empezar con 2-0 abajo, una fulgurante derecha desde el fondo encontró el paralelo para superar a Philippoussis y marcar una diferencia de 5-3 que luego conservaría hasta el final.