L D (EFE) Si en la apertura contra Francia el conjunto de Francisco Hervás dejó esperanzadoras estelas para el futuro, durante gran parte del duelo contra el bloque finés los hispanos permitieron entrever las carencias de su juego.
España se abonó a angustias innecesarias ante la fogosidad finlandesa. La cierta facilidad con la que el sexteto de Hervás cerró la primera manga (19-25) condicionó el devenir del encuentro. Los españoles sestearon sobre la confianza y la escasa tradición de su rival.
Pero la situación cambió a partir del segundo acto. Finlandia aprovechó las limitaciones de su adversario, desmarcado de la concentración en su juego y frágil en su defensa. También desacertada en ataque. La situación estimuló a los jugadores fineses, que moralmente sobrealimentados se negaron a rechazar la ocasión de sumar una victoria.
De una tacada se plantó con el marcador favorable. Primero se adjudicó el segundo set (25-22) y la situación afectó rotundamente a España. Lejos de reaccionar el equipo de Hervás desapareció de la pista. El castigo fue severo y el parcial rotundo (25-15). Con la luz de alarma encendida y la ventaja clara para Finlandia, el equipo español tuvo que sufrir lo indecible para alterar el discurso del encuentro.
La cuarta manga resultó dramática. Equilibrada en sus números el bloque finés tuvo a tiro el triunfo. La capacidad de resolución de Gustavo Saucedo y de Rafael Pascual y el trabajo defensivo de Alexis Valido abortaron el entusiasmo finés y el duelo terminó abocado al desempate. La situación afectó demasiado a Finlandia, que pareció resignada en el quinto set. España prolongó su esfuerzo, terminó por cerrar el partido y agarró sus opciones a falta de su último encuentro contra Holanda.