L D (EFE) El discutible proceder de los equipos de la NBA con los jugadores que no son estadounidenses cuando les reclaman sus selecciones nacionales ha dejado al combinado nacional sin su hombre más determinante. Gasol estará en el campeonato serbo-montenegrino, pero como comentarista de Televisión Española, no dentro de la cancha, un golpe que España va a intentar neutralizar a través de la fuerza colectiva pero que, sin duda, le resta opciones.
La selección acude a la cumbre continental con otro perfil de equipo porque no está Gasol, pero también porque faltan Raúl López y Roberto Dueñas. Sin el pívot del Akasvayu Girona y sin el jugador de los Grizzlies el rebote se convierte en un punto débil que obliga a todos y cada uno de los que están a arrimar el hombro para atrapar balones incluso con la novedad de Fran Vázquez, otro futuro integrante de la Liga profesional norteamericana. La ausencia del base repercute menos porque José Manuel Calderón es una garantía y también ha adquirido categoría de NBA con su reciente fichaje por Toronto y porque, además, ha aterrizado el talento de Sergio Rodríguez. Pesquera ha hecho una apuesta diferente. Ha recuperado a Iñaki de Miguel, ha dado la alternativa a Sergi Vidal y, por fin, ha dejado que Carlos Cabezas acuda a un campeonato en vez de quedarse cortado en el último instante.
España empezó la preparación el pasado 9 de agosto en San Fernando (Cádiz) y se ha enfrentado dos veces a Francia, otras dos a Croacia, también a Alemania, Ucrania y Grecia, con un balance de cinco victorias y dos derrotas, una ante los croatas y la segunda contra Grecia en el último amistoso de preparación disputado el pasado 10 de septiembre en el Madrid Arena.
El grupo español es muy joven, aunque con sobrada experiencia en la mayoría de los casos. El equipo que ha confeccionado Pesquera tiene por delante varios retos. El prioritario es situarse entre los seis primeros para lograr la clasificación automática para el Mundial de Japón 2006, que también sería factible si el puesto de la selección está por debajo del sexto, ya que la Federación Internacional ha reservado cuatro invitaciones para el torneo japonés.
Los escollos que el combinado nacional va a encontrarse en este Eurobasket son numerosos. Para empezar, España tiene que medirse a la selección anfitriona, gran favorita para el oro, en el primer partido del torneo ya que comparten el grupo D, en la ciudad de Novi Sad, a poco más de setenta kilómetros de Belgrado y famosa por la ferocidad de sus hinchas. Por otra parte, los equipos que acaben la primera fase segundos y terceros tendrán que disputar una eliminatoria previa para acceder a los cuartos de final. En el caso del Grupo D ese cruce tendrá lugar en Novi Sad o en Belgrado en función del puesto alcanzado en la tabla de la primera ronda y los rivales saldrán del Grupo C, formado por Eslovenia, Francia, Turquía y Bosnia Herzegovina.
Muchos son, por tanto, las obstáculos que esperan, no sólo al equipo español, sino a todos las selecciones en el torneo serbo-montenegrino, considerado de extrema dificultad por todos los seleccionadores, que cuentan con ocho o nueve países en condiciones de pisar el podio. El desafío que afronta España puede considerarse histórico porque puede subirse al podio por cuarta vez consecutiva, un hito que sólo han materializado la antigua Yugoslavia y la Unión Soviética. Sería sumar un nuevo metal a la plata de Francia'99 y a los bronces de Turquía'2001 y Suecia'2003.
Esa meta también escribiría el nombre de Carlos Jiménez entre los ilustres del baloncesto continental porque el internacional español ha participado en los tres anteriores metales y, si se cuelga otro en la capital serbia, sede de la fase final del Europeo en el impresionante Belgrado Arena, sería el único jugador sin pasaporte yugoslavo o soviético, junto con el checo Sherzik, que encadena cuatro preseas europeas consecutivas.
La selección acude a la cumbre continental con otro perfil de equipo porque no está Gasol, pero también porque faltan Raúl López y Roberto Dueñas. Sin el pívot del Akasvayu Girona y sin el jugador de los Grizzlies el rebote se convierte en un punto débil que obliga a todos y cada uno de los que están a arrimar el hombro para atrapar balones incluso con la novedad de Fran Vázquez, otro futuro integrante de la Liga profesional norteamericana. La ausencia del base repercute menos porque José Manuel Calderón es una garantía y también ha adquirido categoría de NBA con su reciente fichaje por Toronto y porque, además, ha aterrizado el talento de Sergio Rodríguez. Pesquera ha hecho una apuesta diferente. Ha recuperado a Iñaki de Miguel, ha dado la alternativa a Sergi Vidal y, por fin, ha dejado que Carlos Cabezas acuda a un campeonato en vez de quedarse cortado en el último instante.
España empezó la preparación el pasado 9 de agosto en San Fernando (Cádiz) y se ha enfrentado dos veces a Francia, otras dos a Croacia, también a Alemania, Ucrania y Grecia, con un balance de cinco victorias y dos derrotas, una ante los croatas y la segunda contra Grecia en el último amistoso de preparación disputado el pasado 10 de septiembre en el Madrid Arena.
El grupo español es muy joven, aunque con sobrada experiencia en la mayoría de los casos. El equipo que ha confeccionado Pesquera tiene por delante varios retos. El prioritario es situarse entre los seis primeros para lograr la clasificación automática para el Mundial de Japón 2006, que también sería factible si el puesto de la selección está por debajo del sexto, ya que la Federación Internacional ha reservado cuatro invitaciones para el torneo japonés.
Los escollos que el combinado nacional va a encontrarse en este Eurobasket son numerosos. Para empezar, España tiene que medirse a la selección anfitriona, gran favorita para el oro, en el primer partido del torneo ya que comparten el grupo D, en la ciudad de Novi Sad, a poco más de setenta kilómetros de Belgrado y famosa por la ferocidad de sus hinchas. Por otra parte, los equipos que acaben la primera fase segundos y terceros tendrán que disputar una eliminatoria previa para acceder a los cuartos de final. En el caso del Grupo D ese cruce tendrá lugar en Novi Sad o en Belgrado en función del puesto alcanzado en la tabla de la primera ronda y los rivales saldrán del Grupo C, formado por Eslovenia, Francia, Turquía y Bosnia Herzegovina.
Muchos son, por tanto, las obstáculos que esperan, no sólo al equipo español, sino a todos las selecciones en el torneo serbo-montenegrino, considerado de extrema dificultad por todos los seleccionadores, que cuentan con ocho o nueve países en condiciones de pisar el podio. El desafío que afronta España puede considerarse histórico porque puede subirse al podio por cuarta vez consecutiva, un hito que sólo han materializado la antigua Yugoslavia y la Unión Soviética. Sería sumar un nuevo metal a la plata de Francia'99 y a los bronces de Turquía'2001 y Suecia'2003.
Esa meta también escribiría el nombre de Carlos Jiménez entre los ilustres del baloncesto continental porque el internacional español ha participado en los tres anteriores metales y, si se cuelga otro en la capital serbia, sede de la fase final del Europeo en el impresionante Belgrado Arena, sería el único jugador sin pasaporte yugoslavo o soviético, junto con el checo Sherzik, que encadena cuatro preseas europeas consecutivas.