España nota el cansancio ante Israel pero se mete en cuartos como primera de grupo con la ayuda de Serbia
Efecto del agotamiento que arrastraba tras la exhibición ante Serbia y la prórroga ante Letonia, la selección española ha cosechado su primera derrota en el Eurobasket 2005 frente a Israel en la última jornada de la ronda preliminar. Por fortuna, los anfitriones han vencido a Letonia y han ayudado a que España pase directa a cuartos de final como primera del Grupo D. El choque se disputará el próximos viernes y le enfrentará al ganador del cruce entre Italia, tercera del Grupo A, y Croacia, segunda del B.
Israel capeó incluso la madrugadora segunda falta personal de Yaniv Green, uno de sus escasos elementos interiores. La verdad es que España de salida tampoco cargó el juego dentro de la zona, donde tenía la oportunidad de desgastar muchísimo a la selección de Zvi Sherf, indignado en el segundo cuarto por las faltas que le estaban señalando a los suyos. Corría el minuto quince y el marcador reflejaba catorce faltas en el casillero hebreo. Siete en el español. Pero fue empezar a protestar y la presión de las personales sobre el equipo israelí decreció como por arte de magia.
Muy poco a poco Israel fabricó una pequeña ventaja para cerrar la primera mitad por delante (29-33 m.20). Sin embargo, la alarma no sonó en España hasta el 45-52 (m.26). En ese momento ya empezaba a notarse la erosión interior de la selección de Sherf. El bando español estaba más intenso en defensa y, aunque atravesaba por el peor parcial de la noche -luego llegó a perder por diez puntos (60-70 m.31)-, también buscaba mejores opciones de ataque, iba más directo a por los pivots hebreos.
Green, Gur Shelef y Erez Marckovitz tocaron la cuarta personal antes de que acabara el tercer corte. Israel empezaba a verse en apuros, pero su motivación estaba por las nubes. Tanto que Christopher Watson convirtió una técnica en un estímulo moral. El nacionalizado se encaró con Shelef, quien desde el banquillo le recriminó por cometer una falta. Llegó a la banda, dio una patada a una silla, dijo de todo a su compañero y recibió una técnica. Pues en vez de acusarlo, Israel lo transformó en una nueva ración de brios.
Brios era lo que más falta le hacía a España. El equipo nacional evidenciaba síntomas de cansancio por el tremendo esfuerzo del primer partido contra Serbia y Montenegro y, además, por el derroche contra Letonia, que incluyó prórroga.
A falta de cuatro minutos España perdía por catorce (63-77) y la barrera para caer sin ceder directamente el primer puesto del grupo estaba muy cerca, a sólo tres puntos, porque el límite era de diecisiete. Desde ahí hasta veintidós, el destino apuntaba a la segunda plaza. A partir de veintidós, a la tercera. El banco español paró el juego para recordar a la gente el peligro que se cernía sobre ellos. En el israelí, justo delante de la tribuna de prensa, Sherf habló a sus jugadores de buscar los dieciocho de ventaja. El peligro, por tanto, era real. El aviso, necesario. La reacción imprescindible.
Y España reaccionó. Descontó unos cuantos puntos de la bolsa israelí y pareció que ponía el partido a tiro, aunque eso fuera lo de menos. Lo importante, impedir que la brecha superase los diecisiete puntos, fue lo que pudo hacer, pero la intranquilidad por saber de una vez por todas lo que iba a ocurrir con la clasificación quedó en el ambiente.
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