L D (EFE) El varapalo sufrido por Austria en el primer tiempo era tremendo. Porque el segundo tramo fue para olvidar. La culpa del éxito español nace en su equilibrado centro del campo. Por el costado izquierdo apareció el valencianista Silva, un zurdo más que interesante, hábil en el uno contra uno y que puso un puñado de balones de gol a David, otro atlético que se apunta a la moda de utilizar la selección como trampolín para buscar un futuro mejor. Fernando Torres es el último icono del equipo nacional. David Rodríguez Sánchez lo sabe. Y se ha empleado a fondo.
Con la ayuda de Silva y la conducción del madridista Jurado tumbaron a un insípido equipo austriaco, un país que después del escandaloso 9-0 de Mestalla en el 99 en la época Camacho, parece que toca fondo no sólo en el equipo absoluto sino en todas sus divisiones inferiores. El resultado final es algo engañoso. En algo más de media hora, España, después de bailar a Austria, ganaba 4-0. Así se llegó al descanso. Y llegó la relajación. Es éste el único defecto que mostró el equipo de Juan Santisteban, que enfadado, pedía más a sus chicos desde la banda.
La goleada que podía haberse encontrado Austria se atemperó. Santisteban dio descanso a Jurado y la selección sufrió un cambio drástico. Se vino abajo, Austria mejoró y mucho con la entrada de Stankovic, un futbolista de mayor toque, y logró aminorar el resultado (4-2) después de marcar primero Fuchs tras una hermosa bicicleta de Stankovic y luego del propio Stankovic en un dudoso fuera de juego. Caminaba España aturdida, cuando entró en el campo el jugador del Valencia Sisi. Él dio una punta de velocidad necesaria y de sus botas surgió peligro y de propina un nuevo tanto de David, que remató así posiblemente la mejor tarde de fútbol de su vida.
Con la ayuda de Silva y la conducción del madridista Jurado tumbaron a un insípido equipo austriaco, un país que después del escandaloso 9-0 de Mestalla en el 99 en la época Camacho, parece que toca fondo no sólo en el equipo absoluto sino en todas sus divisiones inferiores. El resultado final es algo engañoso. En algo más de media hora, España, después de bailar a Austria, ganaba 4-0. Así se llegó al descanso. Y llegó la relajación. Es éste el único defecto que mostró el equipo de Juan Santisteban, que enfadado, pedía más a sus chicos desde la banda.
La goleada que podía haberse encontrado Austria se atemperó. Santisteban dio descanso a Jurado y la selección sufrió un cambio drástico. Se vino abajo, Austria mejoró y mucho con la entrada de Stankovic, un futbolista de mayor toque, y logró aminorar el resultado (4-2) después de marcar primero Fuchs tras una hermosa bicicleta de Stankovic y luego del propio Stankovic en un dudoso fuera de juego. Caminaba España aturdida, cuando entró en el campo el jugador del Valencia Sisi. Él dio una punta de velocidad necesaria y de sus botas surgió peligro y de propina un nuevo tanto de David, que remató así posiblemente la mejor tarde de fútbol de su vida.