L D (EFE) España tuvo complicado ya de inicio frenar a unos portugueses voluntariosos y con mucha fe en su juego. La actual campeona del mundo no tiene todavía el ritmo y la soltura que se espera de ella, algo normal en su segundo encuentro de preparación. Por ello, los jugadores de Pepu Hernández tardaron en entrar en el partido y dieron muchos minutos de 'respiro' a Portugal, con menos recursos técnicos, pero mucha voluntad y mentalización defensiva, rozando a veces la dureza.
De hecho, Portugal inició el partido con buenos porcentajes en el tiro exterior -Filipe Silva anotó dos triples- y fuerte en defensa, lo que le valió para mandar en el marcador durante más tiempo del que esperaba. Mientras España buscaba su identidad, dio seis minutos de 'regalo' a Portugal (7-13). Entonces llegó la primera demostración de autoridad de los españoles, que igualaron el partido en sólo tres minutos. No hubo mucho más hasta el descanso: Calderón dio tres "pinceladas" de sus posibilidades, y, por el contrario, Navarro -duda para el encuentro por problemas físicos- se desesperó por sus propios errores en el tiro.
Portugal seguía a lo suyo, tiraba todo lo que podía -11 intentos de tres en dos cuartos- y defendía con agresividad, aunque se cargaba de faltas y, tampoco le servía para frenar a los españoles más decididos a atacar, Reyes y Rudy Fernández, principalmente. Dada la falta de ritmo de los españoles, el choque siguió igualado y llegó al descanso con un 35-33 difícil de prever ante la diferencia entre el baloncesto de los dos países.
El panorama no mejoró mucho para España en el tercer cuarto, tanto por la falta de velocidad en ataque como por la endeblez de la defensa sobre los exteriores portugueses, empeñados en tirar y muy animados por lo que veían en el marcador. Porque para un recién llegado a la elite del baloncesto europeo como el equipo luso -que disputará su primer campeonato continental- era un logro mantenerse por delante de España (43-48 a cinco minutos del final del cuarto y 48-50 a tres) e, incluso, estar a una distancia corta, como los cinco puntos que reflejaba el luminoso en su contra al final del tercer período (60-55).
En los últimos diez minutos, España trató de ser más veloz, pero no ganó en precisión, y, además, a Portugal tampoco le interesaba ese juego y trató de impedir la fluidez en ataque de los de Pepu Hernández. Así, los portugueses siguieron cerca varios minutos (64-59 a seis minutos del final). Pero tres destellos de los campeones del mundo, entre ellos un triple de Navarro, sirvieron para enderezar el partido en los últimos cuatro minutos, que fue el único momento del partido en el que España superó los diez puntos de ventaja y optó por recrearse.