L D (EFE) El partido fue como acostumbran a ser los enfrentamientos ante Bélgica, broncos, de continua presión de los belgas y de nerviosismo por parte de los jugadores españoles. Un 70 por ciento de posesión de la bola y 9 penaltis córner a favor, por ninguno en contra no fueron suficiente bagaje para resolver con facilidad un partido en el que Pol Amat, que no marcó dispuso de 4 claras ocasiones y en el que, una vez más el portero de Bélgica hizo un partido, pese a los tres goles redondo.
Los dos goles encajados por España fueron fruto de sendos errores defensivos, especialmente en la portería con un Bernardino Herrera algo nervioso pese al poco trabajo que tuvo que realizar. España se puso por delante en el marcador en el minuto 38, después de completarse los primeros 35 minutos sin goles y en los que los belgas, muy enganchosos no dejaron desarrollar el juego rápido que favorecía los intereses de la selección Española que se mostró incapaz de encontrar hueco para marcar y cuando lo hizo se encontró bajo los palos a un acertado Degreve.
Sin embargo un minuto después de que España se adelantara en el marcado, por mediación de Ramón Alegre, llegó el primer jarro de agua fría con el gol de Dennis Dijkshoorn. Bélgica volvía a dejar las cosas como al principio, aunque con mucho menos tiempo para reaccionar, y los nervios empezaron a aflorar en el once español situación que el capitán Juan Escarré se encargo de reconducir. El 2-1 llegó en el minuto 49 en un penalti córner rematado a gol por Pau Quemada. El partido parecía por unos instantes sentenciado pero faltaban muchos minutos y Bélgica no dio su brazo a torcer y siguió intentando aguar la fiesta y lo consiguió en el minuto 66 casi ya sin tiempo para la reacción de España.
El empate que a falta de cuatro minutos parecía definitivo lo deshizo Santi Freixa en la siguiente jugada en la que el ataque español puso más rabia que técnica buscando materializar su superioridad y lo injusto que era el empate que reflejaba en el marcador y que mermaba considerablemente las posibilidades de que España alcance la ronda de semifinales. La victoria mantiene a España en la segunda plaza empatada a puntos con Alemania.
Los dos goles encajados por España fueron fruto de sendos errores defensivos, especialmente en la portería con un Bernardino Herrera algo nervioso pese al poco trabajo que tuvo que realizar. España se puso por delante en el marcador en el minuto 38, después de completarse los primeros 35 minutos sin goles y en los que los belgas, muy enganchosos no dejaron desarrollar el juego rápido que favorecía los intereses de la selección Española que se mostró incapaz de encontrar hueco para marcar y cuando lo hizo se encontró bajo los palos a un acertado Degreve.
Sin embargo un minuto después de que España se adelantara en el marcado, por mediación de Ramón Alegre, llegó el primer jarro de agua fría con el gol de Dennis Dijkshoorn. Bélgica volvía a dejar las cosas como al principio, aunque con mucho menos tiempo para reaccionar, y los nervios empezaron a aflorar en el once español situación que el capitán Juan Escarré se encargo de reconducir. El 2-1 llegó en el minuto 49 en un penalti córner rematado a gol por Pau Quemada. El partido parecía por unos instantes sentenciado pero faltaban muchos minutos y Bélgica no dio su brazo a torcer y siguió intentando aguar la fiesta y lo consiguió en el minuto 66 casi ya sin tiempo para la reacción de España.
El empate que a falta de cuatro minutos parecía definitivo lo deshizo Santi Freixa en la siguiente jugada en la que el ataque español puso más rabia que técnica buscando materializar su superioridad y lo injusto que era el empate que reflejaba en el marcador y que mermaba considerablemente las posibilidades de que España alcance la ronda de semifinales. La victoria mantiene a España en la segunda plaza empatada a puntos con Alemania.