L D (EFE) Ni siquiera mejoró tras el descanso, cuando Grecia ya advirtió con su entusiasmo (14-13), fruto de los vaivenes en el juego hispano. Y eso que los primeros minutos fueron de claro dominio español con dos goles de Raúl Entrerríos y de Demetrio Lozano, quienes llevaron el marcador a 1-4.
España fue por delante hasta que tres goles consecutivos de Karipidis nivelaron el electrónico (6-6). A partir de entonces España aguantó gracias a los lanzamientos exteriores de Iker Romero (7 tantos en la primera mitad) y las paradas de David Barrufet. Grecia se metió en el partido gracias rápidos contraataques y a su agobiante defensa (6-0). La máxima ventaja que alcanzó fue de dos goles en los últimos compases del primer tiempo.
Los 500 goles de Juanin García con la selección, cifra redondeada en la primera parte y ampliada con uno más tras el descanso, fue lo más llamativo de un duelo que amplió las carencias de España en la segunda parte. El acierto de Ortega en la reanudación pareció reconducir la situación para el cuadro de Pastor, que entró en una laguna de juego en el ecuador del período que le costó el triunfo. Un parcial de 4-0 impulsado por Stavros Papadopoulos encarriló la victoria helena, que en ese momento dio la vuelta al marcador y ya no lo abandonó.
Iker Romero, mejor defendido, tardó en aparecer y lo notó España, incapaz de frenar la fuerza de Giorgios Chalkidis desde el pivote y los contraataques culminados por Alexandros Alvanos por culpa de las numerosas pérdidas de balón.
España fue por delante hasta que tres goles consecutivos de Karipidis nivelaron el electrónico (6-6). A partir de entonces España aguantó gracias a los lanzamientos exteriores de Iker Romero (7 tantos en la primera mitad) y las paradas de David Barrufet. Grecia se metió en el partido gracias rápidos contraataques y a su agobiante defensa (6-0). La máxima ventaja que alcanzó fue de dos goles en los últimos compases del primer tiempo.
Los 500 goles de Juanin García con la selección, cifra redondeada en la primera parte y ampliada con uno más tras el descanso, fue lo más llamativo de un duelo que amplió las carencias de España en la segunda parte. El acierto de Ortega en la reanudación pareció reconducir la situación para el cuadro de Pastor, que entró en una laguna de juego en el ecuador del período que le costó el triunfo. Un parcial de 4-0 impulsado por Stavros Papadopoulos encarriló la victoria helena, que en ese momento dio la vuelta al marcador y ya no lo abandonó.
Iker Romero, mejor defendido, tardó en aparecer y lo notó España, incapaz de frenar la fuerza de Giorgios Chalkidis desde el pivote y los contraataques culminados por Alexandros Alvanos por culpa de las numerosas pérdidas de balón.