L D (EFE) Acostumbradas a pelear entre sí por lo más alto en las últimas citas mundialistas, en las que españoles y croatas protagonizaron una de las semifinales en Portugal 2003 y la gran final en Túnez 2005, ambas selecciones deberán demostrar ahora que conservan la motivación necesaria para pelear por un objetivo menor. No obstante, el premio que supone quedar entre los siete primeros clasificados del presente Mundial, nada menos que asegurarse una plaza en los torneos preolímpicos que se disputarán en 2008, único camino posible para llegara a Pekín, salvo en el caso de conquistar el título mundial en Alemania o el europeo el próximo año en Noruega, parecen un acicate suficiente.
Al menos así lo trasmitía el seleccionador español, Juan Carlos Pastor, que ha insistido una y otra vez en la necesidad de ganar al menos uno de los dos partidos que le restan a España para poder seguir manteniendo vivo el sueño olímpico. En este sentido, el equipo español parece más entero anímicamente que el croata para afrontar el primero de los dos encuentros por la lucha por el quinto puesto, enrabietados como están los jugadores de Pastor por la polémica actuación de los colegiados noruegos Abrahamsen y Kristiansen en los cuartos de final.
Argumento al que no pueden agarrarse los balcánicos, que fueron claramente superados (18-21) por Francia en un encuentro en el que los talentosos jugadores croatas acabaron asfixiados por la inexpugnable defensa gala, liderada por un excepcional Thierry Omeyer, portero del Kiel alemán. También parece contar con ventaja la selección nacional en el apartado físico, gracias al mayor número de rotaciones que ha efectuado a lo largo del campeonato el entrenador español, frente a un Lino Cervar, que pese a haber utilizado en Alemania un mayor número de jugadores que en otros campeonatos, gusta de mantener sobre la pista a sus jugadores claves.
Circunstancia que favorece problemas como los que parece que arrastra el central del Portland San Antonio Ivano Balic, que el martes ante Francia tuvo que abandonar la pista unos minutos en la primera parte para ser atendido por los médicos del conjunto balcánico. Molestias que pueden afectar notablemente el juego croata, que gira casi exclusivamente en torno a la figura de Balic, como quedó demostrado en los cuartos, en los que ni Blazenko Lackovic ni Petar Metlicic, los dos laterales, fueron capaces de tomar el relevo al jugador del Portland, cada vez más maniatado por la defensa gala.
No obstante, la colección de talentos del equipo croata, vigente campeón olímpico, es tal, así como la competitividad que parece innata a cualquier deportista balcánico, deberían impedir fiarse al conjunto español, que a diferencia de lo ocurrido en el encuentro de la segunda ronda (28-29), no deberá dejar escapar otra vez la oportunidad de ganar a los croatas.
Al menos así lo trasmitía el seleccionador español, Juan Carlos Pastor, que ha insistido una y otra vez en la necesidad de ganar al menos uno de los dos partidos que le restan a España para poder seguir manteniendo vivo el sueño olímpico. En este sentido, el equipo español parece más entero anímicamente que el croata para afrontar el primero de los dos encuentros por la lucha por el quinto puesto, enrabietados como están los jugadores de Pastor por la polémica actuación de los colegiados noruegos Abrahamsen y Kristiansen en los cuartos de final.
Argumento al que no pueden agarrarse los balcánicos, que fueron claramente superados (18-21) por Francia en un encuentro en el que los talentosos jugadores croatas acabaron asfixiados por la inexpugnable defensa gala, liderada por un excepcional Thierry Omeyer, portero del Kiel alemán. También parece contar con ventaja la selección nacional en el apartado físico, gracias al mayor número de rotaciones que ha efectuado a lo largo del campeonato el entrenador español, frente a un Lino Cervar, que pese a haber utilizado en Alemania un mayor número de jugadores que en otros campeonatos, gusta de mantener sobre la pista a sus jugadores claves.
Circunstancia que favorece problemas como los que parece que arrastra el central del Portland San Antonio Ivano Balic, que el martes ante Francia tuvo que abandonar la pista unos minutos en la primera parte para ser atendido por los médicos del conjunto balcánico. Molestias que pueden afectar notablemente el juego croata, que gira casi exclusivamente en torno a la figura de Balic, como quedó demostrado en los cuartos, en los que ni Blazenko Lackovic ni Petar Metlicic, los dos laterales, fueron capaces de tomar el relevo al jugador del Portland, cada vez más maniatado por la defensa gala.
No obstante, la colección de talentos del equipo croata, vigente campeón olímpico, es tal, así como la competitividad que parece innata a cualquier deportista balcánico, deberían impedir fiarse al conjunto español, que a diferencia de lo ocurrido en el encuentro de la segunda ronda (28-29), no deberá dejar escapar otra vez la oportunidad de ganar a los croatas.