L D (EFE) Al equipo maño le faltó la efectividad que había mostrado en otros encuentros, y que parece haberle abandonado últimamente, y fue incapaz siquiera de empatar un encuentro contra un rival que le remató dos veces a puerta, la del gol y un remate al palo. La primera parte fue una negación del fútbol en la que solo hubo un disparo entre los tres palos por cada equipo y en el que el "submarino amarillo" tuvo el acierto de aprovecharla mientras que la segunda fue un monólogo local, pero con el punto de mira tremendamente averiado. El inicio del encuentro fue un homenaje a la imprecisión por parte del ambos conjuntos que tal y como recuperaban el balón lo perdían con gran facilidad.
Aún así eran los visitantes los que dominaban el esférico por más tiempo, mientras que a los maños les costaba más recuperarlo porque apenas presionaban y dejar jugar con comodidad a los hombres de Manuel Pellegrini. Sin embargo, poco a poco, el Real Zaragoza consiguió igualar las cosas y el juego se equilibró. Esto permitió a los locales llegar con cierta asiduidad al área de su oponente pero sin llegar a inquietar verdaderamente. Ni un equipo ni otro eran capaces de rematar a puerta y, por ello, ambos guardametas se convirtieron en dos espectadores más, tan aburridos como el resto.
El conjunto de Víctor Muñoz era el que más rondaba el área de su rival pero sus remates se estrellaban en la defensa contraria o nadie era capaz de rematar alguno de los centros que se prodigaron en el tramo medio del periodo. En los minutos finales el equipo maño tuvo en las botas del brasileño Ewerthon la posibilidad de abrir el marcador pero su remate salió alto y poco después fue el central Álvaro el que tuvo la más clara de los maños pues su remate de cabeza en una jugada de estrategia lo sacó un defensa sobre la línea. Del posible 1-0 se pasó al 0-1 cuatro minutos más tarde en una falta que, magistralmente sacada por Roger, se alojó en las mallas de la portería de un César que solo pudo seguir con la mirada el esférico.
La actitud del Zaragoza tras el descanso fue muy diferente. Con velocidad, garra y remate puso cerco a la meta foránea y comenzó a generar ocasiones, pero la efectividad aragonesa brilló por su ausencia cuando tuvo varias oportunidades para haber igualado la contienda. Especialmente el equipo de Víctor Muñoz gozó de una de Diego Milito, en el minuto 67, que solo tenía que empujar el balón a las mallas tras un rechace en corto de Viera y otra, tres minutos después, en que Cani y Ewerthon se estorbaron en boca de gol totalmente solos.
Entre medio de ambas el Villarrelal avisó de que no había dicho su última palabra y el uruguayo Forlán estrelló un balón en el poste derecho de la meta local. El Zaragoza lo siguió intentando hasta el final. Puso fe, tesón y ganas pero no era su día y ni aunque hubiera jugado toda la noche hubiera marcado un gol.
Aún así eran los visitantes los que dominaban el esférico por más tiempo, mientras que a los maños les costaba más recuperarlo porque apenas presionaban y dejar jugar con comodidad a los hombres de Manuel Pellegrini. Sin embargo, poco a poco, el Real Zaragoza consiguió igualar las cosas y el juego se equilibró. Esto permitió a los locales llegar con cierta asiduidad al área de su oponente pero sin llegar a inquietar verdaderamente. Ni un equipo ni otro eran capaces de rematar a puerta y, por ello, ambos guardametas se convirtieron en dos espectadores más, tan aburridos como el resto.
El conjunto de Víctor Muñoz era el que más rondaba el área de su rival pero sus remates se estrellaban en la defensa contraria o nadie era capaz de rematar alguno de los centros que se prodigaron en el tramo medio del periodo. En los minutos finales el equipo maño tuvo en las botas del brasileño Ewerthon la posibilidad de abrir el marcador pero su remate salió alto y poco después fue el central Álvaro el que tuvo la más clara de los maños pues su remate de cabeza en una jugada de estrategia lo sacó un defensa sobre la línea. Del posible 1-0 se pasó al 0-1 cuatro minutos más tarde en una falta que, magistralmente sacada por Roger, se alojó en las mallas de la portería de un César que solo pudo seguir con la mirada el esférico.
La actitud del Zaragoza tras el descanso fue muy diferente. Con velocidad, garra y remate puso cerco a la meta foránea y comenzó a generar ocasiones, pero la efectividad aragonesa brilló por su ausencia cuando tuvo varias oportunidades para haber igualado la contienda. Especialmente el equipo de Víctor Muñoz gozó de una de Diego Milito, en el minuto 67, que solo tenía que empujar el balón a las mallas tras un rechace en corto de Viera y otra, tres minutos después, en que Cani y Ewerthon se estorbaron en boca de gol totalmente solos.
Entre medio de ambas el Villarrelal avisó de que no había dicho su última palabra y el uruguayo Forlán estrelló un balón en el poste derecho de la meta local. El Zaragoza lo siguió intentando hasta el final. Puso fe, tesón y ganas pero no era su día y ni aunque hubiera jugado toda la noche hubiera marcado un gol.
Ficha técnica del partido
Villarreal C.F. , 1: Viera; Josemi, Gonzalo, Quique Alvarez, Arruabarrena; Cazorla, Tacchinardi, Josico, Roger (Sorín, min.70); Guayre (José Mari, min.19) y Forlán (Héctor Font, min.83).
Gol: 0-1. min.45. Roger
Árbitro: González Vázquez, del C.T. Gallego. Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Toledo y Cani y a los visitantes Tacchinardi, Arruabarrena y Quique Alvarez
Incidencias: partido disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 27.000 espectadores.