El Villarreal supera al Inter y al árbitro para lograr un histórico pase a semifinales (1-0)

(Libertad Digital) Villarreal e Inter parecieron saltar al césped de El Madrigal con los primeros minutos del partido de ida en la memoria y tomaron muchas precauciones defensivas para no recibir un gol rápido que pudiera dificultar las opciones de uno y otro de alcanzar las semifinales. El equipo de Roberto Manzini trató de imponerse en los primeros minutos en la medular y controló más el balón, aunque el submarino amarillo, por medio de Tacchinardi y Marcos Senna, tapaba bien la línea de creación italiana e impedía que le llegasen balones claros tanto a Recoba como a Adriano.

Poco a poco, el conjunto castellonense fue igualando el partido, que cobró una gran intensidad por la lucha de ambos conjuntos en una batalla física en el centro del campo, por lo que apenas hubo ocasiones de gol en ninguna de las dos porterías, ya que Viera apenas tuvo que intervenir y el conjunto español sólo inquietó a Toldo en disparos lejanos, sobre todo por medio de Riquelme. En los últimos minutos, el Villarreal buscó con más fe la portería italiana en un par de acciones personales de Román, aunque ambos equipos dieron por bueno el empate al descanso y parecieron dejar la resolución de la eliminatoria para los últimos 45 minutos.

El Villarreal salió más enchufado tras el paso por vestuarios y en los primeros minutos tanto José Mari como Riquelme pusieron en más apuros al guardameta italiano que en toda la primera parte. Los de Pellegrini pusieron una marcha más al partido y salieron decididos a no esperar más para ir en busca de un gol que no tardó en llegar. Una falta frontal contra la portería de Toldo permitió a Riquelme sacar la calidad que tiene en sus botas y poner un balón perfecto a Arruabarrena, quien peinó de cabeza lo suficiente para burlar la salida del portero del Inter y marcar el tanto que situaba momentáneamente al Villarreal en semifinales de la Champions. Era el minuto 57 de partido.

El equipo neroazzurro estaba hundido y al submarino amarillo no le tembló el pulso a la hora de tratar de sentenciar. Era un ciclón y creaba mucho peligro. En plena avalancha de los locales, el árbitro griego Kyros Vassaras pareció cambiar de nacionalidad para "hacerse el sueco" al no ver un clarísimo penalti sobre Sorín. Materazzi propinó un espectacular codazo al centrocampista argentino, al que le abrió una brecha en el párpado del ojo, pero el colegiado ni señaló la pena máxima, ni expulsó al italiano, ni hizo nada de nada. Pese a todo, el Villarreal no se descentró y, comandado por un genial Riquelme, seguía poniendo contra las cuerdas al conjunto de Roberto Mancini que, pese a sus urgencias, nunca encontró el camino para acercarse con peligro a la portería de Viera.

Mancini se la jugó entonces con la entrada de Martins y Julio Cruz al campo, en detrimento de Verón y Recoba, pero su equipo no fue incapaz de encontrar el área rival.  La estrechez del marcador era el único peligro para un Villarreal que, al igual que los casi 50.000 habitantes de esta pequeña localidad castellonense, estalló de júbilo cuando el colegiado pitó el final del partido y certificó el pase a semifinales de un equipo que sigue haciendo historia y que no quiere despertar del sueño europeo. Su próximo rival antes de la final del 17 de mayo en París será el vencedor de la eliminatoria que Juventus de Turín y Arsenal terminarán por dilucidar este miércoles en Delle Alpi, y que de momento marcha con ventaja de 2-0 para los gunners.