Los cajistas se presentaban a la cita con las bajas de Saúl Blanco y del francés Joseph Gomis, a los cuales se unió a última hora, a causa de una tendinitis, el pívot británico Joel Freeland. Pero la sorpresa de la previa se produjo por parte de los lituanos, que destituyeron ayer a su, hasta entonces, entrenador, Ramunas Butautas, debido a las derrotas que sufrieron el pasado fin de semana en su competición doméstica y en la Liga Báltica.
El Unicaja arrancó el choque dispuesto a poner tierra de por medio desde el primer momento, con el objetivo de evitar sobresaltos. La tensión por el miedo a perder era latente en la cancha, un hecho que quedó reflejado en las numerosas pérdidas en ataque que cometieron ambos equipos pero, principalmente los visitantes, que facilitaron, de esta forma, los contragolpes de los malagueños. Consecuencia de ello fue el parcial de 8-0 que consiguieron los hombres de Aíto García Reneses, para situarse con una cómoda ventaja en el marcador (21-6) al final del primer cuarto, en el que sobresalió la aportación de Carlos Jiménez, muy participativo tanto en defensa como en ataque. El envite continuó por los mismos derroteros en el inicio del segundo periodo, pues el Unicaja mantuvo la actitud defensiva y su efectividad en ataque.
Sin embargo, un parón ofensivo del conjunto verde fue aprovechado por el Zalgiris para recortar distancias. Hasta el punto que, a menos de tres minutos para el descanso, el luminoso registraba un peligroso 29-25, propiciado por un parcial de 0-13 a favor de los bálticos, que tocó a su fin gracias a un triple del escolta estadounidense Juan Dixon. A raíz de entonces, el Unicaja recuperó gran parte de su ventaja, hasta situar un tranquilizador 40-29.
En la reanudación, la movilidad y el acierto anotador de Dixon, que se asoció con el base Omar Cook, tiró del Unicaja durante los primeros compases. Los dos americanos y Robert Archibald eran suficiente entonces para seguir cimentando el triunfo y arrancar los aplausos de una animosa parroquia local, que empujó a los suyos en todo momento. Como ya ocurriera en el anterior cuarto, el caudal anotador de los costasoleños decreció, aunque, en esta ocasión, los lituanos no se aprovecharon de tal circunstancia para intimidar a los malagueños, los cuales, apoyados en una buena defensa, mantuvieron en el marcador, casi siempre, 10 puntos de colchón. Un 'arreón' final del Unicaja, encumbrado por dos triples consecutivos de Jiri Welsch y Dowdell, facilitó el 61-47 con el que el partido encaró el periodo definitivo.
De ahí al final, los malacitanos se dedicaron a conservar esa renta y elaboraron sus ataques con algo más de pausa, conscientes de que el reloj jugaba a su favor. Por su parte, el Zalgiris seguía empujando para intentar lo que parecía imposible, dar la vuelta a un choque que ya se había decidido en el tercer periodo. Aíto aprovechó los minutos finales para realizar rotaciones y hacer participar a todo el plantel en el primer triunfo en esta fase de la máxima competición continental.
Esta victoria mantiene a los andaluces con opciones de pasar a los cuartos de final, una meta que éstos deberán continuar trabajándose en las siguientes jornadas a base de más triunfos, comenzando por el partido que jugarán en dos semanas en tierras lituanas ante el propio Zalgiris, al que, nuevamente, deberán superar los cajistas si no quieren decir adiós a la Euroliga.