L D (EFE) El ganador del Tour de 2006 tendrá que ser fuerte en esta disciplina, pero no podrá olvidarse de la montaña, protagonista de cinco etapas y presente en otras cuatro, con los Alpes como gran dificultad.
La gala de presentación del Tour ha estado marcada por un ambiente agridulce, puesto que sobre la mejor carrera del mundo ha planeado la sombra de las denuncias de dopaje vertidas en la prensa francesa sobre Armstrong, por lo que los patrones de la ronda combinaron llamamientos a no olvidar el pasado con la voluntad de construir el futuro. Como estaba previsto, el Tour comenzará en Estrasburgo, otro guiño a Europa puesto que la ciudad alsaciana acoge el Parlamento Europeo, el Consejo de Europa y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Un prólogo de siete kilómetros designará el 1 de julio al primer maillot amarillo, que será un especialista en la disciplina. En la primera etapa, con salida y meta en Estrasburgo, el pelotón atravesará territorio alemán.
La gala de presentación del Tour ha estado marcada por un ambiente agridulce, puesto que sobre la mejor carrera del mundo ha planeado la sombra de las denuncias de dopaje vertidas en la prensa francesa sobre Armstrong, por lo que los patrones de la ronda combinaron llamamientos a no olvidar el pasado con la voluntad de construir el futuro. Como estaba previsto, el Tour comenzará en Estrasburgo, otro guiño a Europa puesto que la ciudad alsaciana acoge el Parlamento Europeo, el Consejo de Europa y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Un prólogo de siete kilómetros designará el 1 de julio al primer maillot amarillo, que será un especialista en la disciplina. En la primera etapa, con salida y meta en Estrasburgo, el pelotón atravesará territorio alemán.
El Benelux, protagonista en la primera semana
Los ciclistas se internarán en Luxemburgo, Bélgica y Holanda en la primera semana, en recorridos planos que emulan a los de clásicas de primavera donde los escaladores deberán tener paciencia y donde los esprinters serán dueños y señores. El nuevo director del Tour de Francia, Christian Prudhomme, que sustituirá durante el próximo año a Jean-Marie Leblanc tras 17 años al frente de la prueba, no ocultó que en esos primeros días han huido de la montaña.
Tampoco se empinará la carretera demasiado en las etapas que discurrirán por Normandía y Bretaña, por lo que la primera cita en la que se marcarán distancias en la general llegará en la séptima etapa, prevista para el 8 de julio, con 52 kilómetros entre Saint-Grégoire y Rennes prácticamente llanos.
Los ciclistas se internarán en Luxemburgo, Bélgica y Holanda en la primera semana, en recorridos planos que emulan a los de clásicas de primavera donde los escaladores deberán tener paciencia y donde los esprinters serán dueños y señores. El nuevo director del Tour de Francia, Christian Prudhomme, que sustituirá durante el próximo año a Jean-Marie Leblanc tras 17 años al frente de la prueba, no ocultó que en esos primeros días han huido de la montaña.
Tampoco se empinará la carretera demasiado en las etapas que discurrirán por Normandía y Bretaña, por lo que la primera cita en la que se marcarán distancias en la general llegará en la séptima etapa, prevista para el 8 de julio, con 52 kilómetros entre Saint-Grégoire y Rennes prácticamente llanos.
El Tour vuelve a España diez años después
Tras una etapa de transición con un recorrido escarpado, una jornada de reposo y una etapa llana, los ciclistas se enfrentarán a los Pirineos, que contarán con tres etapas. Si la primera no tiene final en alto -aunque a 35 kilómetros para el final está el Col de Marie Blanque-, la segunda de ellas, el 13 de julio, tendrá la meta en territorio español, en el Pla de Beret (Lérida), un final conocido de la Vuelta a España pero inédito para la ronda gala. Así, la ronda francesa vuelve a España diez años después, ya que en el 1996 hubo una etapa que terminó en Pamplona con victoria del suizo Laurent Dufaux.
Antes, el pelotón habrá atravesado el Tourmalet, el Col d'Aspin, el Col de Peyresourde y el Col del Portillon, en una durísima jornada de montaña. Otra etapa sin final en montaña culminará el recorrido pirenaico, para poner rumbo a los Alpes tras una etapa de transición, una de media montaña y una de descanso. La primera etapa alpina culminará en las 21 vueltas del Alpe d'Huez, tras haber ascendido el paisaje lunar del Col d'Izoard y el Lautaret. Galibier, Glandon, la Croix de Fer, Mollard -un ascenso inédito con una bajada complicada- servirán de aperitivo para la escalada definitiva a La Toussuire, meta de la segunda etapa de los Alpes.
Otros cuatro puertos -Saisies, Aravis, Colombiere y Joux-Plane- son el plato fuerte de la tercera etapa alpina, que terminará en bajada, mientras que la última sólo tendrá una subida. Si para entonces la general no está clarificada, resta una contrarreloj la víspera del final, con 56 kilómetros de recorrido exigente entre Le Creusot y Montceau-les-Mines.
Tras una etapa de transición con un recorrido escarpado, una jornada de reposo y una etapa llana, los ciclistas se enfrentarán a los Pirineos, que contarán con tres etapas. Si la primera no tiene final en alto -aunque a 35 kilómetros para el final está el Col de Marie Blanque-, la segunda de ellas, el 13 de julio, tendrá la meta en territorio español, en el Pla de Beret (Lérida), un final conocido de la Vuelta a España pero inédito para la ronda gala. Así, la ronda francesa vuelve a España diez años después, ya que en el 1996 hubo una etapa que terminó en Pamplona con victoria del suizo Laurent Dufaux.
Antes, el pelotón habrá atravesado el Tourmalet, el Col d'Aspin, el Col de Peyresourde y el Col del Portillon, en una durísima jornada de montaña. Otra etapa sin final en montaña culminará el recorrido pirenaico, para poner rumbo a los Alpes tras una etapa de transición, una de media montaña y una de descanso. La primera etapa alpina culminará en las 21 vueltas del Alpe d'Huez, tras haber ascendido el paisaje lunar del Col d'Izoard y el Lautaret. Galibier, Glandon, la Croix de Fer, Mollard -un ascenso inédito con una bajada complicada- servirán de aperitivo para la escalada definitiva a La Toussuire, meta de la segunda etapa de los Alpes.
Otros cuatro puertos -Saisies, Aravis, Colombiere y Joux-Plane- son el plato fuerte de la tercera etapa alpina, que terminará en bajada, mientras que la última sólo tendrá una subida. Si para entonces la general no está clarificada, resta una contrarreloj la víspera del final, con 56 kilómetros de recorrido exigente entre Le Creusot y Montceau-les-Mines.