L D (EFE) Incapaz de encontrar el antídoto necesario para contrarrestar el talento de la sobresaliente pareja de exteriores estadounidenses del CSKA, compuesta por John-Robert Holden y Marcus Brown, el Tau pierde muchas opciones de acudir a la Final Four .
El conjunto vitoriano, al que esta clase de partidos le motivan sobremanera por lo mucho que hay en juego, ofreció unos primorosos cinco minutos iniciales para la galería donde desbordó a su cualificado rival a base de rápidas transiciones y un buen acierto exterior. El 16-7 que figuraba en el marcador en el minuto 5, un dato esperanzador junto a las tres faltas personales de Victor Alexander -la animadversión del público vitoriano hacia el ex del Tau fue palpable durante todo el partido-, superó las expectativas más optimistas, pero el CSKA niveló paulatinamente el encuentro. Para la ocasión, se requería recuperar la mejor versión de Nocioni y, afortunadamente para los vitorianos, el alero de Santa Fe se reencontró con su baloncesto espectacular que descompone a cualquier adversario con independencia de su calidad.
El partido resultó una lucha sin cuartel donde nadie quiso dar su brazo a torcer. Aunque el Tau lo comandó con mínimas ventajas a su favor durante la primera mitad, el inagotable talento que atesora la plantilla adiestrada por Dusan Ivkovic salió a relucir en la segunda mitad. Holden y Brown organizaron una escabechina en el tercer cuarto, donde impartieron un magisterio a la hora de jugar el "uno contra uno" en ataque, con un nivel de acierto descomunal. Junto a la interesante labor de un mejorado Tarlac en la zona, la rutilante actuación de los dos exteriores estadounidenses dejó sin argumentos a un Tau impreciso en ataque y sin la habitual aportación de sus hombres interiores.
El Tau, que sufrió al máximo el rigor arbitral, quedó contra las cuerdas segundos antes de finalizar el tercer cuarto (53-64). Como ha sucedido en otras ocasiones, el equipo vitoriano recurrió a la épica y a otras armas tradicionales inherentes a su filosofía como el corazón, la garra y el coraje pese a la sorprendente presencia de Nocioni en el banquillo. Un carrusel de triples de Macijauskas y, sobre todo, de Prigioni, colocaron un esperanzador 77-79 en el marcador dentro del último minuto. Un tiro libre anotado por Marcus Brown dejó al equipo de Ivanovic con la posibilidad de forzar la prórroga en la última jugada, pero el lanzamiento a la desesperada del escolta lituano se estrelló en el aro y, con ello, muchas de las esperanzas de que los alaveses acudan a la Final Four de Tel Aviv.
El conjunto vitoriano, al que esta clase de partidos le motivan sobremanera por lo mucho que hay en juego, ofreció unos primorosos cinco minutos iniciales para la galería donde desbordó a su cualificado rival a base de rápidas transiciones y un buen acierto exterior. El 16-7 que figuraba en el marcador en el minuto 5, un dato esperanzador junto a las tres faltas personales de Victor Alexander -la animadversión del público vitoriano hacia el ex del Tau fue palpable durante todo el partido-, superó las expectativas más optimistas, pero el CSKA niveló paulatinamente el encuentro. Para la ocasión, se requería recuperar la mejor versión de Nocioni y, afortunadamente para los vitorianos, el alero de Santa Fe se reencontró con su baloncesto espectacular que descompone a cualquier adversario con independencia de su calidad.
El partido resultó una lucha sin cuartel donde nadie quiso dar su brazo a torcer. Aunque el Tau lo comandó con mínimas ventajas a su favor durante la primera mitad, el inagotable talento que atesora la plantilla adiestrada por Dusan Ivkovic salió a relucir en la segunda mitad. Holden y Brown organizaron una escabechina en el tercer cuarto, donde impartieron un magisterio a la hora de jugar el "uno contra uno" en ataque, con un nivel de acierto descomunal. Junto a la interesante labor de un mejorado Tarlac en la zona, la rutilante actuación de los dos exteriores estadounidenses dejó sin argumentos a un Tau impreciso en ataque y sin la habitual aportación de sus hombres interiores.
El Tau, que sufrió al máximo el rigor arbitral, quedó contra las cuerdas segundos antes de finalizar el tercer cuarto (53-64). Como ha sucedido en otras ocasiones, el equipo vitoriano recurrió a la épica y a otras armas tradicionales inherentes a su filosofía como el corazón, la garra y el coraje pese a la sorprendente presencia de Nocioni en el banquillo. Un carrusel de triples de Macijauskas y, sobre todo, de Prigioni, colocaron un esperanzador 77-79 en el marcador dentro del último minuto. Un tiro libre anotado por Marcus Brown dejó al equipo de Ivanovic con la posibilidad de forzar la prórroga en la última jugada, pero el lanzamiento a la desesperada del escolta lituano se estrelló en el aro y, con ello, muchas de las esperanzas de que los alaveses acudan a la Final Four de Tel Aviv.