El Real Unión coge aire de cara a la permanencia

La intensa lluvia marcó el partido de inicio a fin, volviendo el terreno de juego pesado y evitando la fluidez en la circulación del esférico. El conjunto local sólo creó peligro a balón parado en los primeros minutos, mientras que el Real Unión tuvo una buena ocasión en la cabeza de Domínguez que Rubén atajó con apuros. Antes del cuarto de hora, de nuevo Domínguez pudo adelantar a los suyos tras una gran jugada personal en la que se fue de todos, pero su disparo salió demasiado cruzado a la derecha del portero.

El Nástic quería llevar la iniciativa pero no acababa de sacar la pelota desde atrás, provocando que fuera el Real Unión el que crease las ocasiones y las llegadas. Los visitantes lo seguían intentando, mas sin suerte. Gorka Brit tuvo una nueva oportunidad antes de la media hora, pero su disparo salió cerca del palo. El Nástic no funcionaba en el centro del campo, y por eso Luis César movió el banquillo, prescindió de Barros y dio entrada a Roberto. Aun así, el panorama no varió excesivamente en cuanto a juego.

Pero si el Nástic tiene algo es un gran potencial a balón parado. Como es habitual, tras un lanzamiento de esquina, Mairata envió de un perfecto cabezazo el balón a la red. Era el minuto 34. El gol no varió el panorama, y el conjunto irunés no le perdió la cara al encuentro, pese a lo cual no llegó con claridad ante Rubén hasta el descanso, por lo que el marcador no se movió más durante la primera mitad.

En la segunda parte el partido se rompió. El equipo vasco siguió con la misma línea que en la primera mitad, pero el Nástic empezó a llegar con mayor claridad. El Real Unión fue insistente y tuvo mayor recompensa. A los 70 minutos, Descarga aprovechó un centro desde la izquierda para rematar de cabeza y establecer el empate. El gol dio alas a los visitantes y Goikoetxea pudo marcar el segundo dos minutos después. En la siguiente jugada, Jauregi sacó una mano milagrosa ante la llegada de Campano cuando se cantaba el gol.

En el global, los vascos estaban siendo mejores y se acercaban con más peligro a la puerta contraria. Así, a los 72 minutos, Durán, que acababa de entrar en el terreno de juego, se fue de todos para batir a Rubén. El equipo irunés había conseguido dar la vuelta al marcador en poco rato, algo que creó ansiedad en el conjunto de Luis César, que no supo cómo reaccionar. Además, el partido fue perdiendo en intensidad, por lo que el equipo visitante no tenía problemas para salir a la contra con asiduidad. Entonces, el Real Unión se dedicó a jugar fácil hasta el pitido final, sin sufrir por el marcador.