El Real Madrid se presenta en Turín con Raúl y Zidane ante una Juventus que recupera a Trezeguet

(Libertad Digital) No se presenta como una misión fácil para los hombres de Vanderlei Luxemburgo, que deberán aplicarse en varios puntos: concentración y solidez defensiva, atención en las ayudas, control del balón y ritmo en el centro del campo, además de la puesta en práctica de su temido potencial ofensivo. Todo esto y, además, intentar marcar un gol. Algo que teme mucho la Juventus por aquello del valor doble que pueden tener los tantos en campo contrario en caso de empate final.

 

La recuperación del olfato goleador de Ronaldo puede ser vital y el brasileño desea quitarse la espina de no haber marcado nunca en Delle Alpi. Sólo así se podrá cumplir el objetivo del Real Madrid de dejar en la cuneta a al Juve de Fabio Capello y, de paso, vengarse de la eliminación europea sufrida hace dos años. Para el choque, Luxemburgo recupera a Zidane y Raúl, lo que no es poco, pues son el cerebro y el alma del equipo. Seguirá ausente el lesionado Míchel Salgado, cuya baja será cubierta por Raúl Bravo. Y eso es causa de preocupación, pues se trata de un jugador zurdo que no está cómodo en el lateral derecho y que se muestra muy cohibido al subir a la banda.

Lo contrario que uno de los futbolistas que tendrá enfrente: Gianluca Zambrotta, un diestro reconvertido al lateral izquierdo, que defiende y empuja en ataque de lo lindo y se ha convertido en poco tiempo en uno de los mejores en dicha demarcación. Luxemburgo deberá pensar en ello y quizás se piense dar la sorpresa, con Guti o Santiago Solari. Pero tendría que sentar a uno de los galácticos, algo que se antoja difícil. Lo más probable es que jueguen los habituales en centro del campo (Beckham, Gravesen, Figo y Zidane) y Raúl y Ronaldo en ataque.

La Juventus teme mucho que le marquen un gol. Lo ha dicho Fabio Capello tras el partido del sábado contra la Roma. De ahí que apele a que su equipo juegue "con cabeza y sin prisas". Tanto, que habla de "no volcarse de primeras de forma alocada, pues hay que pensar que se juegan noventa o más minutos". Es decir, Capello pide paciencia y no descarta que se vaya a la prórroga. El técnico italiano tendrá las sabidas bajas en el centro del campo de Pavel Nedved, aún no recuperado del involuntario choque de cabeza de la ida con Raúl Bravo, y del suspendido Blasi. Desde luego, mucho más importante la del primero (Balón de Oro) que la del segundo, un jugador trotón muy normalito. Para sustituir a los ausentes cuenta con Tacchinardi en lugar de Blasi y podría jugar la baza del "falso tridente".

Del Piero haría de Nedved, en una posición que parte de la izquierda para terminar en el centro, por detrás del recuperado francés Trezeguet y del sueco Ibrahimovic. Un ataque de peso, que aúna potencia física con buen toque, y capaz de complicar las cosas. Otra variante más cauta es la de poner a Pessotto en el lateral izquierdo y subir al centro del campo a Zambrotta, iniciando en ataque con Del Piero e Ibrahimovic. Parece menos probable. Y es que Capello sabe lo mucho que se juega el Juventus y también él. Una eliminación elevaría voces discrepantes sobre el discreto fútbol que práctica su equipo, mientras que la clasificación le devolvería la gloria. También conoce muy bien a su ex equipo y sabe que sufre mucho cuando se le somete a una fuerte presión desde la misma salida defensiva del balón, al igual que si se le golpea por las bandas.

De ahí que Luxemburgo, un técnico al que le gusta estudiar y comprender al rival con todo detalle, pueda decidirse por reforzar su centro del campo; en especial en la ayuda a sus laterales. El trabajo, pues, de Figo y Beckham y, de salir, de Solari en las bandas puede valer su peso en oro. El partido, pues, es de lujo y llenará a rebosar un Delle Alpi que sólo ha completado su aforo en contadísimas ocasiones desde que fue inaugurado en 1990. No se espera nieve ni lluvia, pero si un intenso frío, con temperaturas por debajo de cero.