El Real Madrid se da un festín frente al Alavés en el feliz regreso de Raúl a los terrenos de juego

(Libertad Digital) Llegaba conmocionado el Deportivo Alavés al Bernabéu después de la polémica destitución de Juan Carlos Oliva -el hombre que había llevado a los vitorianos a abandonar los puestos de descenso- y el nombramiento de Mario Luna. Además, Dimitri Piterman decidió salir al suicidio ante un Real Madrid lanzado tras el 4-0 logrado ante el Zaragoza. El polémico presidente del Alavés cumplió su amenaza de ubicar a tres delanteros en el equipo titular –Nené, Bodipo y Aloisi-, pero el experimiento no le salió al empresario ucraniano-estadounidense.

 

Bastaron diez minutos para que el equipo de López Caro, quien también había realizado numerosos cambios en el once con respecto al equipo que goleó al Zaragoza, para que el Madrid ya ganara por 2-0. El primer gol llegó a los cinco minutos con la firma de Guti al batir con un ajustado zurdazo a Costanzo a los cinco minutos. Y sólo cinco después, de nuevo el futbolista de Torrejón se sacaba de la chistera un pase mágico que Baptista acrecentaba con una perfecta chilena que se estrellaba en el poste pero que aprovechaba Robinho para marcar a placer y dejar casi sentenciado el partido.

Las rotaciones de López Caro daban el resultado buscado y con el marcador decantado comenzaba a planear por el Bernabéu el decisivo partido del martes ante el Arsenal. Con todo de color blanco, dueño total del partido, Iker Casillas se sumaba la fiesta con sus habituales paradas salvadoras y las ovaciones se extendían para Baptista, todo corazón, que nuevamente se vació pero no cortó su preocupante sequía goleadora en Liga. Tras toparse con el poste desaprovechó dos claras ocasiones más antes del descanso.

El Alavés mostró más orgullo en la segunda mitad. Mejoró su ubicación en el terreno y controló más la pelota ante un Real Madrid que pensaba en ahorrar fuerzas. No dio tiempo a que el frío y la lluvia que reinaban en la capital se instalaran sobre el césped del Bernabéu porque Raúl salió a calentar. En el minuto 66 obraba el milagro de su recuperación. Su esfuerzo e incansable trabajo en la sombra obtuvo la cerrada ovación del Bernabéu noventa y un días después de caer lesionado ante el Barcelona. Jugó sus primeros minutos para ir cogiendo ritmo en un equipo que nada tiene que ver con el que dejó. El Alavés cerraba el partido marrando claras ocasiones y Cicinho ponía la guinda al pastel con el tercer gol de la noche. En un ambiente de fiesta, el único punto negro lo protagonizó un gris Ronaldo, silbado por su afición cuando fue sustituido, sin realizar ni un solo remate a puerta.