(Libertad Digital) El Valencia optó por aguardar al rival, sabedor de que un empate le podría valer, y el Osasuna no lo dudó al apostar por el ataque desde los primeros instantes. El equipo navarro que hasta ahora ha entrenado Javier Aguirre -el mexicano se irá probablemente la próxima campaña al Atlético de Madrid- era consciente de que se encontraba ante una oportunidad histórica: inscribir su nombre entre la elite europea.
El Osasuna apeló al espíritu mostrado en los primeros meses de competición. Esos en los que el Reyno de Navarra se había convertido en un escenario inexpugnable para los rivales que lo visitaba. Fue en ese inicio de campaña donde se cimentó el éxito del equipo navarro, la revelación de la temporada. Sin embargo, y como había sucedido en las últimas semanas, el ataque local no acertaba con la portería rival. Se llegó al descanso con el empate inicial y con el nerviosismo de conocer la victoria provisional del Sevilla ante el Real Madrid.
El resultado de 0-0 dejaba a los rojillos fuera de las primeras cuatro posiciones que había ocupado en 32 de las 37 jornadas ligueras. Aunque tras la pausa se vivió el éxtasis en Navarra. Dos tantos en los cinco minutos iniciales de Milosevic y David López elevaban al plano de la realidad los sueños anteriores. Dos goles que robaban el Trofeo Zamora a Cañizares en beneficio del celtiña Pinto. El marcador se mostró inalterable en los siguientes instantes alimentando la heroica Navarra, que no fue capaz de interrumpir ni el postrero gol de David Villa con el que igualaba a Samuel Eto'o en la lucha por el pichichi.
Vibrante partido en el Sánchez Pizjuán
El 2-1 registrado en el Reyno de Navarra ha dejado sin efecto el triunfo de un Sevilla que también buscaba la Champions ante el Real Madrid. El conjunto madridista fue el gran beneficiado por esa victoria navarra que le deja en la segunda plaza en la Liga y le permite eludir la eliminatoria previa de la Liga de Campeones. De cualquier forma en la despedida de la temporada los madridistas no fueron capaces de alejarse de la imagen gris mostrada durante toda la campaña. Después de un inicio trepidante, el Real Madrid ofreció su cara más seria. Con dos tantos de Beckham parecía tomar una ventaja decisiva. Aunque entonces volvió a exhibir su mal endémico en las últimas temporadas. La falta de concentración y la debilidad defensiva.