El Racing gana el pulso al Espanyol en Montjuic en un partido muy trabado

L D (EFE) El Espanyol arrancó el partido empeñado en solventar la papeleta cuanto antes con la intención de aprovechar la inercia de la Copa del Rey y gracias al ímpetu que le permite seguir vivo en tres competiciones. Parecía un equipo directo y vertical, pero fue una sensación tan efímera como un espejismo. Botó tres córnerse en los dos primeros minutos y amenazó el área de Aouate a balón parado, pero no le alcanzaron las pilas para más. En parte, por culpa de un Racing áspero y muy correoso. Cuando se sacudió los complejos y entró en el partido, los cántabros se lo pusieron realmente difícil a los blanquiazules. No le dejaron jugar y llegaron a disponer de un par de ocasiones interesantes, como el balón que Damiá remató fuera tras una dejada de Antoñito en el minuto 21.

Perdido y sin continuidad en su juego, el equipo de Miguel Ángel Lotina no encontró a sus dos hombres de banda, y eso que el técnico de Meñaka decidió apostar por un esquema similar al de la Copa, con Juanfran y Jofre muy abiertos por los costados para surtir de balones a Pandiani. Nada de eso se vio en Montjuic. Juanfran lo intentó pero sin suerte. Y Jofre ni eso. Pandiani se hartó de esperar y de bajar a pedir la pelota. Lotina optó por darle más movilidad a su línea de ataque con Coro y Luis García. Preciado, en cambio, siguió pegado al guión del partido y sólo introdujo cambios de refresco. Entre ellos el ex españolista Óscar Serrano, muy silbado por la grada de Montjuic.

Pero ni con el cambio de actores varió el patrón del partido. El Espanyol tuvo más la pelota y estiró líneas, pero no hubo manera. Una y otra vez, el Racing le neutralizó. Lo hizo sin demasiados agobios, pues Aouate apenas tuvo que intervenir y se limitó a ver pasar los minutos bien atrincherado, a la espera de recoger algún balón muerto para lanzarse al contragolpe y dar la sorpresa. Y lo logró a falta de diez minutos para el final, cuando el empate a cero parecía irremediable. No en un contraataque, sino en un córner que Gorka no supo interceptar. El balón cayó a los pies de Damiá, quien lo picó a la red españolista. El banquillo del Racing saltó de alegría y el Espanyol empezó a dimitir de lo poco que quedaba del partido.

El gol premió el esfuerzo del Racing y acabó por fundir al Espanyol. Cansados por sus compromisos entre semana, los de Lotina no tuvieron capacidad de respuesta. Para evitar sustos de última hora, el equipo cántabro sentenció definitivamente el choque en el minuto 84, apenas dos después de adelantarse. Lo hizo en una brillante acción de Casquero a pase de Damiá: suave y muy bien tocado, el balón se paseó por encima de la cabeza de Gorka Iraizoz en una bella vaselina para convertirse en el 0-2 definitivo que cerró el partido.