Que el periodismo deportivo español es más resultadista que el José Mourinho más resultadista lo saben hasta en Honolulú. Sirva como ejemplo el nombramiento de Zinedine Zidane como entrenador del primer equipo del Real Madrid: ¡Todo lo que se dijo y se escribió de Zidane! ¡Y todo lo que se dijo y se escribió de Florentino Pérez por echar a Rafa Benítez y sentarle a él en el banquillo! No voy a repetirlo ahora porque para algo está la hemeroteca, pero lo más bonito que se dijo de Zizou fue que era un parche y algún colega mío de profesión dijo del presidente madridista que sufría una grave enfermedad mental. Si Leo Messi quería saber lo que son críticas de verdad, pero de las buenas, tendría que haber fichado por el Real Madrid.
Pero resulta que a Zidane no le fue mal, como habían previsto los agoreros, sino que empezó a irle francamente bien. El equipo empezó a ganar partidos, los jugadores se sentían felices con él y Zizou comenzó a esbozar algunas ideas que le iban a definir como técnico de primer nivel mundial: empezó a rotar de verdad, en serio, casi con violencia y dando minutos a todos y cada uno de sus jugadores. Estaba claro que el entrenador del Madrid tenía un plan a medio y largo plazo y, aún así, los enemigos de Florentino Pérez continuaron negándole el pan y la sal. Fue justo en ese preciso instante, cuando además de victorias en partidos el equipo empezó a ganar títulos, cuando del "parche" se pasó a "la flor": Zidane, que ya no era una burda imitación de Guardiola, un intento madridista de copiar la fórmula del éxito culé, empezó a tener suerte. El francés desactivó a los insultadores de un modo muy simple, reconociendo que sí, que él era un hombre muy afortunado y que no iba a pedir perdón por ello.
Hoy Zidane cumple su partido número 100 en el banquillo del Real Madrid. Parece que fue ayer pero, con él al frente, el equipo blanco ha ganado dos Copas de Europa, una Liga, dos Supercopas europeas, una Supercopa española y un Mundial. Siete títulos en veintiún meses, un título cada tres meses y pico. A Zidane, por supuesto, le siguen esperando todos aquellos que primero dijeron de él que era un parche y después que tenía mucha suerte, pero lo bueno del entrenador del Madrid es que no lee mucho la prensa ni tampoco escucha la radio ni ve la televisión. ¿Cómo reaccionará Zidane cuando le vayan mal las cosas?... Ayer pudimos comprobarlo: a siete puntos del Barça en la Liga, Zidane respondió con la misma tranquilidad y serenidad que al conquistar una Champions. Y además se sabe todas las respuestas: "¿Entrenaría usted algún día al Barça?"... Respuesta: "Yo tengo el corazón blanco". ¿Ves qué fácil es, Raúl González?