Si quieres que un asunto quede en agua de borrajas crea una comisión. O nombra un juez instructor, que para el caso viene a ser lo mismo. Pero ningún juez instructor del mundo puede decirme a mí que yo no vi lo que vi: Ángel di María llevándose ostensiblemente la mano a sus genitales tras recibir una sonora pitada al ser sustituido por el entrenador en el partido contra el Celta de Vigo. Otro aspecto colateral del asunto es que haya socios o aficionados del Real Madrid, que eran en realidad los destinatarios del "escrotazo", con la autoestima tan baja como para echarle la culpa de tan sucio gesto a los medios de comunicación por darle pábulo al tema. Para mí lo sucedido ni es accesorio ni resulta insignificante, pero yo no soy socio del Real Madrid ni estaba ese día en el estadio Santiago Bernabéu y por lo tanto Di María no se acordó de mí.
Si desde el club se pretendía cerrar el asunto "a lo Ancelotti" habría sido mucho mejor echar tierra sobre el caso después de la fingida (y tardía) reacción del jugador pidiendo perdón. El nombramiento ni más ni menos que de un juez instructor para dilucidar algo tan elemental como que Di María se llevó la mano a sus partes pudendas como muestra del hartazgo que le producían los pitos nos condujo al error de creer que aquello acabaría en sanción de las gordas. Pero quia, el juez instructor llegó el otro día en un platillo volante procedente del planeta Keppler-22b y, tras estar merodeando por Bremen, aterrizó en Madrid justo a tiempo de analizar un gesto que para los kepplerianos no significa como aquí "estoy de vosotros hasta ahí" sino "hola, amiguito, ¿qué tal?", y no observó falta de respeto hacia el público.
De todas formas Ancelotti ya ha tomado cartas en el asunto. Ayer tuvo calentando a Di María un buen rato en la banda y luego... ¡no le sacó al campo!... Seguro que Ángel, a quien pudo verse en el entrenamiento del día posterior al gesto preso de un profundísimo abatimiento y con una depresión de caballo, no se recuperará tras el durísimo castigo de su entrenador y ya no volverá a ser nunca el mismo. Uno puede tratar de ayudar modestamente al Real Madrid a superar campañas, campañitas y campañones pero sin ir jamás más allá de la imprescindible ayuda que deben prestarle sus profesionales. Si al segundo capitán del club, que es de los madridistas de toda la vida que cobran un pastizal por serlo, no se le ocurre otra que colgar una fotito de Michael Jackson para celebrar el tocamiento de su compañero y tanto él como Di María se van de rositas... ¿qué más se puede hacer?... Porque, salvo que el juez instructor diga lo contrario, la tradición indica que para hacer una tortilla hay que seguir rompiendo antes huevos, ¿o no?... Dando por hecho, por supuesto, que en Keppler- 22b tengan la más remota idea de qué es una tortilla, qué son los huevos y, ya puestos, qué es una gallina.