Desafortunadamente Angel di María es un futbolista amortizado para el Real Madrid. Su gesto llevándose ostensiblemente las manos a los genitales tras su cambio en el partido contra el Celta nos habla de un jugador que ha entrado en una pendiente soez que el club debe atajar cuanto antes. Las salidas de tono protagonizadas hasta la fecha por Di María (exigir más dinero en la etapa de Mourinho y luego, tras concedérselo, dedicarse a sestear, y volver a venir con exigencias más recientemente, llegando incluso a fabular una oferta de mentira para luego desdecirse públicamente negando la evidencia) únicamente le ofendían a él mismo, pero hoy ha faltado al respeto a la afición del Real Madrid, el club que le paga, y maravillosamente bien por cierto.
Ahora Di María dirá que le picaba y que a él cuando le pica simplemente se rasca y ya está, explicará que el gesto no iba dedicado a nadie en concreto y mucho menos a la afición o incluso negará que haya existido, venderá otra milonga y dejará por mentirosos a todos los que vimos cómo se tocaba el escroto al recibir la pitada de sus empleadores, que son los socios del Real Madrid. No es sólo que Gareth Bale le dé mil vueltas y sea más futbolista que él de aquí a Lima sino que el galés es un caballero, un gentleman. El gesto soez y obsceno de Di María, probablemente el más sucio que recuerdo de un jugador madridista dirigido a su propia afición, exige un castigo ejemplar porque lo que está en juego es la imagen de la institución.
¿Qué hacer con Di María? ¿Traspasarle?... Yo creo que a Di María hay que dejarle una temporadita en la grada para que reflexione, digamos... cinco meses. Cinco meses de reflexión y Ángel volverá mucho más sano por dentro y hecho un auténtico toro por fuera. Y luego... a Italia, a la Premier, a Francia... donde él quiera pero por supuesto con la "tela" por delante. Di María se ha convertido en un problema para el club, un generador de mal rollo, un futbolista contaminante y desagradable. Es un niño malcriado. Si yo fuera Florentino Pérez le enviaría cuanto antes al programa Hermano Mayor de Pedro Aguado porque eso es lo que le hace falta, una cura de cruda realidad. Se acabó Di María. Fuera ya.