El Real Madrid agiganta su leyenda, que ya era como el Burj Khalifa de alta. Y la verdad es que este club, el mejor del siglo XX y de lo que llevamos de XXI, es un misterio dentro de otro misterio. Y me explico: tres Champions consecutivas, la cuarta en cinco años, y todo logrado sin un presidente capaz, con la ausencia de un director deportivo que le guíe, con un entrenador que no se entera de nada y que es un simple alineador y con unos futbolistas que van a su bola. No quiero ni pensar de qué sería capaz el Real Madrid si, haciendo al fin caso a todos los antimadridistas, pusiera al frente del club a un buen presidente, contratara a un director deportivo competente, echara a Zidane para poner en el banquillo a un táctico y fichara a futbolistas comprometidos.
¿Y qué hacemos ahora con Benzema, triturado durante todo el año y autor del primer gol? ¿Y con Bale, que estaba desconectado, out total, que no sabe español y que no se relaciona? Esta no ha sido La Decimotercera de la BBC sino de la BBK, porque, tal y como auguramos el jueves pasado en El Chiringuito, el bueno de Karius ha sido el otro hombre del partido pero por lo negativo. Pero, volviendo a mi pregunta anterior, ¿cómo le decimos a Bale, a quien había que vender como fuera al mejor postor, que no sigue? Su primer gol pasará a la historia como el de Zidane en La Novena y el segundo, el 3-1 definitivo, le ha dado el aire final al Rey de Europa para acabar el trabajo. ¿Benzema fuera? ¿Bale fuera? ¿En serio? ¿Y quién se lo dice?
El otro triunfador de la noche ha sido el alineador Zidane, el de la flor en salva sea la parte. El técnico francés iguala a Paisley y Ancelotti conquistando su tercera Copa de Europa, sólo que él las ha conseguido en 2 años y 5 meses. ¿Llegará al fin el crédito o los Tattaglia continuarán faltándole al respeto? Por lo demás, esta noche deja retratados a muchos, un retrato de las miserias de aquellos que, pocas horas antes de que arrancara la final, continuaban atacando a Luca, que al parecer ha cometido el pecado de ser hijo de su padre, Zinedine Zidane. Inclínese el mundo del fútbol ante el mejor club deportivo de la historia. Ciérrese ese absurdo debate de contra quién compite el Real Madrid, lo hace contra sí mismo. El Rey de Europa avanza. Y ahora a pensar en Madrid-2019.