El Real Madrid tiene la inmensa suerte de contar en sus filas con el entrenador más perfeccionista que existe, el tipo de técnico que no se larga de vacaciones dejando que la plantilla con la que él va a tener que trabajar se la confeccione otro. El fútbol, que empezó siendo un divertimento y más tarde acabó convertido en un juego profesional, se ha transformado ahora en un negocio que mueve miles de millones de euros y en el que es obligado tener en cuenta hasta el detalle más ínfimo: para eso está ahí Mourinho. A lo de la capitanía que ha reaparecido con fuerza lleva dándole vueltas el portugués casi desde el primer día que entró en Valdebebas. Mou llegó, vio, se dio cuenta de que había que cambiar un montón de cosas y estableció un lógico y natural orden de prioridades desde las más importantes a las menos.
No es que Mourinho no quiera que Casillas sea el capitán sino que prefiere que el brazalete lo lleve un jugador de campo. Me parece que, con los antecedentes que tiene y lo rápidamente que han sintonizado, si Iker fuera delantero centro seguiría siendo capitán por muchos años. Tiene su lógica: si el portugués se sabe de memoria la comida preferida del árbitro, sus gustos musicales, por qué actriz está dispuesto a ir al cine o si tiene perro o gato, lo normal es que al Madrid pueda defenderle sobre el césped un jugador que no tenga que recorrerse cien metros para hablar con el colegiado y luego tener que volverse deprisa y corriendo a la portería. Mourinho está convencido de que el arbitral es un factor determinante en el juego (no hay más que ver lo sucedido esta temporada en las semifinales de la Champions) y quiere trabajárselo tanto como los demás aspectos que entran en liza a lo largo de un partido. De acuerdo.
Mou, que es más listo que los ratones colorados, no quiere darle la capitanía a Cristiano porque acaba de llegar y porque algún listo diría que es una decisión de Jorge Mendes. Llegados a este punto sólo hay dos opciones claras: Ramos, por veteranía dentro del equipo, o Xabi Alonso. Y a mí me parece que el jugador ideal para llevar el brazalete, más allá de que siga habiendo otros "capitanes morales", es Xabi. Si exceptuamos a Casillas, Alonso representa probablemente mejor que ningún otro futbolista de la primera plantilla todos aquellos valores que siempre han atraído al madridismo: seriedad, profesionalidad, rigor sobre el campo y también fuera de él. Acertará de pleno si le da a él el brazalete porque es además lo que quieren los aficionados. Será un gran capitán, ya lo verán.