Venga hombre, a ver si va a resultar ahora que Juande Ramos va a ser el primer entrenador que miente a lo largo de la historia del fútbol mundial. En agosto, a tres días de que empezara la Liga, cuando los emisarios del señor Daniel Levy vinieron a Sevilla cargaditos con un cerro de millones de euros, Juande negó la mayor, dijo que jamás se había reunido con nadie para nada, que aquello eran sólo fantasías animadas de los periodistas y que él tenía un compromiso con el club hasta el 30 de junio de 2008. Lo de Levy, para que nos entendamos todos bien, fue un "aquí te pillo, aquí te mato", que es como suelen hacer siempre las cosas estos millonarios, y más aún los del fútbol que ya no tiene nada de romántico. Pero aquellas prisas, el "¡súbete al avión, Juan de la Cruz, que ya son las dos y nos están esperando en Haringey para tomar el té de las cinco!", espantaron a la "presa" y ésta acabó por rechazar el ofertón de su vida.
Pero dos meses han dado para mucho. El Tottenham, sin ir más lejos, ha tenido tiempo para jugar diez partidos en la Premier League y ganar tan sólo uno, lo que le ha llevado hasta la antepenúltima posición de la tabla. A Levy, el del "aquí te pillo, aquí te mato", le ha dado tiempo a echar a la calle a Martin Jol después de la eliminación en la Copa de la UEFA, tras agradecerle, eso sí, "la gran aportación que ha hecho por el club". A Juande le ha dado tiempo más que suficiente para informarse de que Haringey, aquel lugar tan misterioso donde aquellos señores quisieron invitarle a tomar el té con tantas prisas en agosto, es ni más ni menos que un distrito de la universal y cosmopolita ciudad de Londres, y que el Tottenham Hotspur juega con camiseta blanca, pantalón azul y medias blancas. Y a Del Nido, que sabía perfectamente que Juande finalizaba su contrato en junio y que acababa de rechazar una oferta millonaria, le ha dado tiempo más que suficiente para iniciar un acercamiento con su entrenador, pero no lo ha hecho.
¿Por qué? Quiero creer que si Del Nido se ha negado a mejorarle el contrato a Juande ha sido porque, como él mismo se ha encargado de repetir muchas veces, en este Sevilla no hay nadie insustituible. Y debe ser cierto eso que afirma con tanta contundencia el presidente porque no han transcurrido ni siquiera veinticuatro horas y ya ha sentado en el banquillo, aún caliente, al entrenador del filial, Manolo Jiménez. Debe ser un poco triste para Juande eso de tener que salir del club por la puerta de atrás, de noche y casi, casi sin poder despedirse de nadie, pero Levy tiene un ansiolítico fenomenal para estos casos de nostalgia aguda: se llama "cinco millones y medio de euros al año". Y no, no vayan a creerse que está a la venta en todas las farmacias, sólo en las de la City. Estoy seguro de que Juande aprenderá a superarlo con la ayuda de todos.