Los argentinos siempre han tenido mucho arte para estas cosas. "Volvé, Julio. ¿Qué te cuesta?". La leyenda anónima, originalísima por cierto, apareció pintada de repente en una pared. Sería una mañana de domingo, corrían los desgraciados tiempos del "corralito" y la gente andaba tan chamuscada que era incluso capaz de pedir un imposible: exigirle que resucitara a alguien que llevaba muerto cerca de veinte años. A Cortázar, precisamente el Julio al que se refería el grafiti, el conocidísimo autor de La vuelta al día en ochenta mundos, Rayuela o Bestiario, le volvían loco, y no necesariamente por este orden, el fútbol y el boxeo, dos de las grandes pasiones argentinas. Quien fuera que escribiera aquello pensó, y puede que no sin cierto tino, que el novelista universal sería infinitamente mejor presidente que Fernando de la Rúa.
Pero desafortunadamente para la literatura, el fútbol, el boxeo, Argentina y el resto del planeta, a Julio Cortázar le ha costado volver un poquito más de lo que estaba inicialmente previsto, lo que no quiere decir en absoluto que no lo consiga algún día; y esperando, esperando, pasaron De la Rúa, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, nombraron presidenta a la mujer de este último, eligieron seleccionador nacional a Diego Armando Maradona y el Fútbol Club Barcelona ganó seis títulos en el transcurso de un mismo año. El último, el Mundialito de Clubes. Contra Estudiantes, un equipo argentino. Con gol de Leo Messi, otro argentino, marcado con el pecho. Esta mañana aparecieron otra vez pintadas las paredes de La Plata, pudiendo leerse eso de "Messi no es argentino" o "Messi haz eso en el Mundial". A Lionel no le perdonan en su país que brille con su equipo y pase inadvertido con su selección.
A diferencia de lo que sucedió con el Maradona jugador, porque otra cosa bien distinta es lo que pasa con el Maradona seleccionador, en Argentina no consideran que Messi forme parte del patrimonio nacional. Seguro que el "crack" culé es lo más parecido al pelusa que ha podido verse sobre un terreno de juego desde que Diego decidiera colgar las botas. Como a todos los emigrantes tempranos, (llegó a Barcelona con 13 años y ahora tiene 22) Leo pasa por argentino en España y por español en Argentina. El mejor futbolista del mundo, forjado en la fábrica culé, ha explotado coincidiendo con el momento más brillante de toda la historia del club catalán y otro de zozobra, provocado en parte por la actuación de Maradona, en el equipo nacional. Ojalá Messi no fuera argentino sino español porque así Vicente del Bosque sólo tendría que escoger a otros veintidós jugadores. Pero, aunque ayer ajusticiara a los pincharratas con el escudo del Barça, Leo es argentino, en concreto de Rosario, en Santa Fe. Lo que esperan sus compatriotas es que vuelva cuanto antes, y esto es más fácil que lo de Cortázar. Relativamente.