Ahora resulta que Arzak atrapa los olores en una bolsa. El lo define como "volcán de aromas", aunque Santi Santamaría, un colega suyo de profesión que también ha estado estos días de gira por Madrid Fusión, lo llama, simple y llanamente, tomadura de pelo. Me gusta este Santamaría. Si es cierto que Arzak caza olores, me gustaría encargarle que persiguiera el desprendido por el Tour, la Agencia Francesa Antidopaje y Le Monde, diario participado por el Grupo Prisa. El periódico, al que a partir de ahora conoceremos como Le Porrompompón, parece haberse tomado como una cuestión personal la de desprestigiar como sea al deporte español y, tras atacar a Real Madrid, Barcelona, Valencia y Betis, la acaba de emprender ahora contra Óscar Pereiro, a quien, por cierto, todavía no han confirmado como legítimo vencedor del Tour tras el positivo del americano Landis. Yo sí sé a qué huele todo esto sin necesidad alguna de que intervenga Arzak. Huele a podrido. Huele a moho. Huele a tábido. Es un volcán, sí, pero un volcán cedizo y trasnochado, un volcán que escupe lava séptica.

Cuando trataron en vano de manchar a Rafa Nadal (no me extrañaría nada que los siguientes de la nómina fueran Pau Gasol y Fernando Alonso) detecté rápidamente el problema. El problema era Noah. O, para ser exacto, el problema era que, desde que Noah lo consiguiera allá por 1983, ningún otro tenista francés había vuelto a ganar su propio torneo. Y en esos casi veinticinco años, nuestros jugadores han tomado literalmente Paris, convirtiéndola en una plaza segura para el tenis español. Ahora el problema es Bernard Hinault. O, para ser exacto, el problema radica en que, desde que Hinault lo lograra en 1985, ningún otro ciclista francés ha vuelto a ganar el Tour, subiendo en ese tiempo a lo más alto del podio dos estadounidenses, dos españoles, un irlandés, un danés, un italiano y un alemán. En Francia podrán soportar que Estados Unidos se haya llevado diez Tours, pero no acaban de asimilar que España tenga ocho en su poder. El de Pereiro será el noveno.

Me niego a publicitar ese medicamento con nombre de caramelo de eucalipto que Pereiro tomó para curar su asma. Si de lo que se trata es de conseguir como sea que un francés vuelva a ganar el Tour, aún tienen otros cuatro ciclistas más por manchar entre Oscar y el primer galo que aparece en la clasificación general. Que se vayan preparando Klöden, Sastre, Evans y Menchov porque irán a por ellos. El objetivo es vestir como sea de amarillo a Cyril Dessel. Y, hasta que no lo consigan, verán cómo no parará Le Porrompompón.