En la portada del diario Sport de hoy mismo puede verse a Neymar agachado y a punto de iniciar la carrera de los cien metros lisos, y un gran titular: "¡Reactivado!" El diario afirma que la oferta que hoy hará la enésima comitiva enviada por Bartomeu a París será de 170 millones de euros a pagar en dos años y que el jugador está apretando a fondo al club francés porque quiere irse... al Barcelona. Pero lo más llamativo de la portada no es eso; es posible que hoy, a la tercera, vaya efectivamente la vencida y que el fichaje del jugador que dejó hace dos veranos compuesto y sin novia al equipo azulgrana y que mantiene denunciado al club que ahora, de nuevo, le pretende, sea posible. Es posible que todo eso suceda y que este martes, al fin, haya resolución al culebrón del verano.
Pero lo más ridículo de todo es que en la misma portada, por debajo de la noticia de que el Barcelona piensa reactivar la contratación de un futbolista que va a costarle (ahora iré con eso) 170 millones, aparece una noticia alabando al ya famosísimo Ansu Fati y a Carles Pérez: "¡Viva la cantera!" ¿Viva la cantera? ¿Y qué cantera es esa, que yo me entere? ¿La cantera de Neymar, la de Griezmann, la de Dembélé, la del cedido por la puerta de atrás Coutinho? Perteneciente a una escuela profundamente hipócrita, el periobarcelonismo siempre ha convivido bastante bien con estas contradicciones, nunca se ha puesto rojo de vergüenza, jamás le ha hecho ascos a decir al mismo tiempo una cosa y su contraria. Es posible, aunque incompatible, apoyar al mismo tiempo a la cantera y proclamar la buena nueva de que el Barcelona va a acometer una operación que se irá a los 500 millones de euros.
Y ahí me quedo, en los 500 millones de euros que anoche, en El Chiringuito, dijo Josep Pedrerol que piensan en el Real Madrid que puede llegar a alcanzar la, desde el punto de vista de la Casa Blanca, inasumible y demasiado arriesgada operación. Los 500 millones salen de la suma de los cerca de 200 (está por ver que el PSG acepte 170 y en dos cómodos plazos) que el jeque querría recuperar por un futbolista por el que invirtió 222, más los 70 brutos por 5 años que exigiría el jugador, que si ahora ha filtrado que quiere volver a su ex club es únicamente porque creo que ya es consciente de que el Real Madrid no va a hacerle de sherpa en ese K-2. Porque sí, de acuerdo, es cierto que en París están hasta el moño de Neymar y que Neymar está harto del PSG pero ni el club francés cede en sus pretensiones para abaratar una operación que le aliviaría ni el brasileño acepta tampoco reducirse el millonario sueldazo que, al fin y a la postre, es el que le mantiene preso en esa famosa jaula de oro de la que al parecer quiere echar a volar ya.
Yo creo que, si vuelve, Neymar será un fichajazo para el Barcelona. Si le respetan las lesiones, y con un Messi de 32 años, liderará al equipo en un plazo breve de tiempo por delante de Griezmann y, si sigue, por supuesto también de Dembélé. Me malicio que Bartomeu está dispuesto a correr todos esos riesgos que no quiere correr Florentino porque, a diferencia de lo que le pasó al Madrid con Cristiano, el club catalán quiere que la transición hacia el Barcelona pos Messi sea lo más dulce posible. El gran misterio aún sin resolver es cómo un club que ha cruzado todas las líneas rojas del límite salarial y que coquetea desde hace tiempo con hacerle una pedorreta al fair play financiero puede volver a acometer una operación que otros equipos (por ejemplo un club bastante saneado como es el Real Madrid) no se atreven a emprender. Pero como dijo hace mucho tiempo Jorge Valdano, al fin y a la postre nadie celebra un balance económico, ¿no?