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El penúltimo raulista vivo

Villarreal o el triunfo de la imaginación

El 0-2 de Pau Torres | Cordon Press

A punto estuvo Massimiliano Allegri de fichar por el Real Madrid. A punto. Nadie sabe bien por qué pero era una obsesión de Florentino Pérez. Yo creo que al presidente le gustaba cómo le quedaba el traje al italiano porque de lo contrario no se entiende. Mi amigo Látigo Serrano dice que hay 31 entrenadores mejores que Ancelotti, 31, ni uno más ni uno menos, y es tan provocador que en esa lista mete también al técnico de la Juve. Ahí se ha pasado. Hubo un tiempo, y no demasiado lejano, en el que a Florentino también se le puso entre ceja y ceja que Arsene Wenger tenía que sentarse en el banquillo del equipo blanco, y yo creo que por idéntica razón que Allegri, porque le quedaba bien el traje. Hasta en tres ocasiones le dijo que no Wenger al Real Madrid gracias a Dios, hasta en tres. Allegri sólo dijo que no dos... también gracias a Dios. Que te quede bien o mal el traje no puede ser nunca el motivo principal para contratar a un entrenador. También le quedaba bien a Pellegrini cuando se lo ponía y sin embargo cuando dijo aquello del "puntaje" todos tuvimos claro que no estaba hecha la miel para la boca del ingeniero.

Yo sabía que Allegri no era una buena opción para el Real Madrid. Lo sabía sobre todo porque, después de verlo entrenar durante tantos años, aún no sé a qué juegan sus equipos. Son, en líneas generales, equipos muy tristes, hechos a su imagen y semejanza. Pese al apellido, Allegri también es triste. Hoy Massimiliano dirige a uno de los clubes históricos del fútbol europeo y mundial, la Juve. Y anoche un equipo español de una localidad de 50.000, Villarreal, le sacó por la puerta de atrás de la Champions por 0-3. Lejos de felicitar a Emery y los suyos, Massimiliano, convertido en Minnimiliano, ha acusado al equipo español de encerrarse atrás y de no intentarlo: ¡Pues anda que si llegan a intentarlo! ¡Se habría llevado 6 en vez de 3!

Freud lo llama "racionalización del propio fracaso". Como yo no he sido capaz de cumplir, como no he sido capaz ni siquiera de clasificar a Bonucci, Chiellini, Cuadrado, De Light, Locatelli, Rabiot, Bernardeschi, Dybala o Vlahovic para unos míseros cuartos de final de la Copa de Europa, voy y le echo la culpa de todos mis males al equipo rival. ¿Y por qué? Pues porque ha tenido la osadía de jugar a lo que le interesaba a él y no a lo que quería yo. Pero esa mentira tiene las patas muy cortas porque la Juventus de Turín aparece siempre en el ranking de los clubes más ricos y con mayor presupuesto del mundo. Por ejemplo: hace un par de meses Dusan Vlahovic fichó por la Juve tras pagarle 75 millones de euros a la Fiorentina. Vlahovic es un torpedo de jugador, tiene sólo 21 añitos y un futuro extraordinario por delante. El serbio interesó al Atleti, que no pudo llegar a esas cifras astronómicas. Incluso el Real Madrid se planteó su fichaje pero la Fiorentina pedía demasiado por él. Y Vlahovic, que es un proyecto de buen jugador, se fue a la Juve por 75 millones.

La Juventus no tiene que tirar de imaginación, sólo tiene que llamar a papá Agnelli. Hace poco el Villarreal aprobaba un presupuesto de 138.775.000 euros, unos gastos de 138.773.000 y, por lo tanto, unos beneficios de 2.000 euros. Si de algo saben en Villarreal es de imaginación. Pau Torres, Trigueros, Gerard Moreno, Yéremi Pino, Pedraza o Chukwueze se han formado en la academia del Villarreal. Desde el verano de 2016 el club ha fichado a jugadores por 270 millones de euros y ha vendido por 286. El Arsenal, su rival en las semifinales de la pasada Europa League, invirtió en ese mismo período de tiempo 590 millones y vendió por valor de 246. Así se puede, ¿a que sí? Pues no, el Arsenal, que tan bien conoce Wenger, no pudo ni así, como le pasó ayer a la Juve. En la finalísima al Villarreal le tocó con el United, otro que tal baila con el dinero por doquier, y tampoco.

No diré que el Villarreal es un pequeño milagro porque luego se enfada mucho conmigo el maestro Luis Herrero, que es un cascarrabias. No es un milagro, no, sino el triunfo del trabajo y de la imaginación. Ese fue precisamente uno de los lemas de mayo del 68, la imaginación al poder. Por eso, Minnimiliano Tristini, debes respetar al Villarreal, que te acaba de pintar la cara. Y debes trabajar más y mejor y tener más imaginación que tu rival. Tienes que pedir perdón a tu afición y preparar mejor los partidos y no echarle la culpa de tus males al empedrado. Un equipo de pueblo, que no pueblerino, te metió 3 y lo hizo en tu casa y delante mismo de tus narices. Sé digno, felicita a tu rival y céntrate en la Liga, que tienes al Milan a 7 puntos. E imagina que algún día puedas eliminar tú a un equipo que tiene dos Vlahovic de presupuesto. Imagínalo.

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