"Viendo una película de humor por el Canal Plus Liga". Eso fue lo que colgó en su perfil de Twitter el festivalero jugador del Barcelona Gerard Piqué tras aquel polémico penalti, que para mí lo fue, pitado sobre Pepe en Elche. Ayer se cumplieron 150 años del nacimiento del fútbol en la Freemason's Tavern de Londres y aún no hemos aprendido a dejar fuera del debate al árbitro. Claro que, viendo por ejemplo el caso de Piqué, que es protagonista activo del juego, sería ciertamente sorprendente que un futbolista se permitiera el lujo de dudar de la honradez del colectivo arbitral y no fuera a hacerlo un aficionado cualquiera. Nada más llegar a la presidencia del Real Madrid, Florentino Pérez se puso como tarea obviar el asunto arbitral pero enseguida se pudo comprobar que aquella era una malísima idea, la peor en realidad. Al club blanco se le ha acusado en el pasado, se le acusa en el presente y se le acusará en el futuro de contar con la connivencia de los árbitros; lo que pasaba es que mientras el Real Madrid Club de Fútbol aguantaba la respiración por mandato presidencial y los madridistas se mordían la lengua y ponían la otra mejilla, los demás, y significadamente el Barcelona, convertían la Liga en una suerte de O.K. Corral en el que sobrevivía quien desenfundaba más rápido. No debería ser así, lo ideal sería que todo el mundo respetara al árbitro, que preservara su figura o que la Liga de Fútbol Profesional impusiera durísimas multas a aquellos directivos, jugadores o entrenadores que dudaran de su ética profesional. Un sueño, una quimera, un ideal.
Yo, como todos, he visto cómo al Real Madrid se le cantaba por esos campos de fútbol de España eso tan humillante de "¡Así, así, así gana el Madrid!". Lo curioso del caso es que se lo han cantado ganando, por supuesto, empatando... ¡e incluso perdiendo!... Pero, claro, el Madrid no se podía quejar de los árbitros. El resto sí. Núñez o Gaspart, por ejemplo, sí podían, pero Sanz o Mendoza no. ¿Y por qué no?... Porque a alguien se le ocurrió escribir hace mucho tiempo en el himno del Real Madrid eso de "caballeros dan la mano". Pero, ¿queda por aquí algún caballero?... ¡No padre!... ¿Entonces? ¿Por qué se le exige al Madrid algo que no se demanda al resto?... De hecho, y volviendo al tuit de Piqué, popular y mediáticamente hablando se penalizó tanto su salida de tono como la contestación de Arbeloa, que hasta entonces no había abierto el pico. Si la llegada de Mourinho llamó tanto la atención fue porque el portugués, conocedor de que el fútbol profesional es una selva, se convirtió en la vanguardia de las críticas hacia el colectivo arbitral cuando hasta ese momento el Real Madrid, rezagado, había aguantado sin rechistar, o haciéndolo muy bajito, que le pusieran a diario la cara como un pimiento morrón. Del Real Madrid no podía esperarse, el Madrid era otra cosa, el Real tenía que dar ejemplo. Pero Mourinho era muy consciente de que una Liga como la española se gana o se pierde por pequeñísimos detalles y que su equipo no podía andarle a la zaga al Barcelona en el asunto de la presión arbitral.
Y llegamos al partido de este sábado. Es ciertamente divertido oir a Busquets diciendo eso de que el Real Madrid se refugia en la actuación arbitral cada vez que pierde después de que el colegiado haya dejado de sancionar dos claros penaltis en el área azulgrana. Pongamos por caso que, fiel a la doctrina inicial del mandato de Pérez, el club blanco pasara por alto las manos de Adriano y el empujón de Mascherano a Cristiano, ¿cuánto tiempo pasaría hasta que al club blanco le acusaran de "robar", así, con todas las letras, "robar" los partidos?... Dicen que el Real Madrid no puede quejarse. ¿Por qué?... ¿Por qué no puede quejarse?... ¿No puede quejarse porque ha ganado 32 Ligas y 9 Copas de Europa y se supone que es el poderoso? ¿O porque tiene un presupuesto de 500 millones de euros y es el club deportivo más valioso del mundo según la revista Forbes?... Yo no lo veo así sino justamente al revés: precisamente porque el Madrid pone en juego mucho más que los demás es por lo que tiene tanto derecho o más aún a exigir que el árbitro sea escrupuloso en sus decisiones. No quiero decir, claro, que los árbitros deban beneficiar al Real pero tampoco le veo el sentido a callar cuando te sientes claramente perjudicado... como sucedió ayer.
¿Quién colabora con los árbitros? ¿Rosell cuando dice que no se puede creer lo que pasó en Elche? ¿Piqué cuando comenta que está viendo una película de humor? ¿O antes Gaspart hablando de Franco o Núñez hablando de Plaza? El juego es otra cosa, claro. Probablemente Ancelotti se metió en un laberinto innecesario en la primera mitad del partido contra el Barça y reaccionó tarde, quizás. O a lo mejor no: ¡Si el balón de Benzema hubiera entrado en lugar de golpear la cruceta!... Pero, incluso a la hora de enjuiciar la alineación de Ancelotti, se le trata injustamente. Pongamos por caso que se acobardó, demos por cierto que le entró el terror-pánico... ¿Es realmente necesario insistir en esa milonga de que la carrera del actual técnico blanco es más la de un miembro de la Diplomacia italiana que la de un entrenador de prestigio?... Mou no gustaba por duro, Ancelotti no gusta por blando. Y luego sorprende que el Real Madrid adopte medidas con sus enemigos, los Tattaglia. ¿Colabora con los árbitros su jefe, Victoriano Sánchez Arminio, saliendo a la palestra a criticar públicamente por primera vez en veinte años a uno de los suyos afeándole el hecho de haberle pitado un penalti a favor al Madrid? ¿No puedo yo pensar que la admonición a Muñiz puso sobre aviso a Undiano? ¿No lo pensaría Rosell en un caso similar? ¿Es que no lo he pensado anteriormente?
El Real Madrid ya da ejemplo por el mundo a través de su Fundación, que realiza en silencio y sin tanta publicidad aérea, terrestre y marítima como otros una tarea ciertamente excepcional. Como siempre lo ha hecho. Pero, ¿por qué deberían pensar Ancelotti y sus jugadores que no existe conexión alguna entre el varapalo de Arminio a Muñiz, exhibiendo impúdicamente incluso su vida personal de muy malos modos, y la nefasta actuación de Undiano? Como decía al principio, ¿hablamos entre caballeros o entre lo que somos?... Seguro que, aún así, el Real Madrid estaría dispuesto a empezar desde cero en el asunto arbitral pero, ¿cuánto duraría el armisticio?... Mourinho fue un visionario puesto que llegó a la mejor conclusión en el menor tiempo posible, esto es nada más pisar el aeropuerto de Barajas: si los demás me van a criticar porque disfruto de un inexistente favor arbitral y mi máximo adversario, que es el mejor Barcelona de toda la historia, no va a parar de criticar a los árbitros, lo que yo tengo que hacer no es ir por detrás en las quejas sino justamente por delante, muy por delante. Si Arminio quiere que respeten a sus árbitros que predique con el ejemplo. Y, de paso, que pida perdón a Muñiz. Públicamente. Tan públicamente como aireó sin su consentimiento "problemas personales" para justificar un presunto error que favoreció al Real Madrid. Los caballeros dan la mano una vez, dos, tres, cuatro quizás. Pero cinco veces es demasiado. Y si Piqué vio una peli de humor por el Canal Plus Liga el día del Elche-Madrid yo vi ayer una de terror. Y mala.