Si, durante los tres años que estuvo aquí, José Mourinho no hubiera ganado una Liga, una Copa y una Supercopa; si no hubiera sido capaz de devolver al club la dignidad perdida; si no hubiera defendido al Real Madrid a capa y espada y en absoluta soledad, sin miedo a que le partieran la cara, como así acabó sucediendo; si no hubiera devuelto al equipo a la senda correcta en la Copa de Europa después de muchos años cayendo con estrépito en los octavos de final; si no hubiera competido de tú a tú con el mejor Barcelona de toda la historia hasta el punto de darle la vuelta a la tortilla y si, por si todo ello no fuera suficiente, no nos hubiera hecho además disfrutar tanto poniendo en su sitio a Pep Guardiola, Del Bosque y algún que otro periodista deportivo, el fichaje del portugués habría tenido sentido única y exclusivamente por la marcha por la puerta de atrás de Jorge Valdano.
Mario Noya, que es el rey del rebote de Twitter, un Felipe Reyes de las redes sociales, capturó ayer uno especialmente suculento para mí y, generoso, me lo regaló para que saliera a la contra: showtime. El tuit en cuestión consistía en uno de esos comentarios pedantes, vacíos y jactanciosos que Valdanágoras (copyright merecidísimo de Federico Jiménez Losantos) realiza para escucharse a sí mismo y después de haber estado ensayándolo durante horas y más horas delante del espejo; la nueva frase para la eternidad era la siguiente: "La derecha es incapaz de contener su codicia". Lo mejor venía después ya que, junto a dicho comentario, el tuit incluía la siguiente noticia: "2,4 millones por aguantar todos los palos. Valdano es el director general mejor pagado de Europa".
Es posible que para los medios de comunicación a los que filtraba información, Valdano valiera efectivamente esos 2,4 millones de euros que le pagaba el Real Madrid. Así, cuando a Florentino Pérez no le quedó más remedio que elegir entre la cigarra de Santa Fe y la hormiga de Setúbal y se decantó por ésta última, la prensa cómplice de la nefasta gestión de Valdano saltó como un auténtico resorte, delatándose. La situación no habría estado más clara si esos mismos periodistas, nada más conocida la noticia, hubieran salido gritando "¡sí, yo recibía información del director general, era yo, yo, yo!"... Si al menos se hubieran ofrecido para completar la ficha de Jorge... Pero no, ni por esas. Mientras Valdano criticaba la codicia irrefrenable de "la derecha", cogía con la izquierda un dineral por hacerse el interesante.
Mi primera enganchada con Valdano se produjo estando yo en la Cope y dirigiendo el programa local de mediodía. Un día, por pura curiosidad, entré en la página web oficial del club y llamó mi atención una sección llamada "Leyendas del Real Madrid". Allí aparecían todos: Di Stéfano, Gento, Puskas, Amancio, Santillana... todos; y, claro, aparecía el propio Valdano. ¿Valdano? ¿Jorge Valdano una leyenda del Real Madrid?... Conociendo la leyenda de Jorge, que no era precisamente futbolística, no le di tampoco demasiada importancia y seguí buscando. Busqué hasta que me di cuenta de que faltaba un nombre, el de Juan Gómez: ¿No estaba Juanito y sí estaba el director general?... Me propuse, y lo hice claro, abrir todos los días el programa con el grito del Bernabéu, el "¡illa, illa, illa, Juanito maravilla!" del minuto 7, hasta que el nombre de Juan no apareciera en dicha sección.
Un día me llamó José Antonio Abellán, que era el director de Deportes, y me dijo: "Joder, Juanma, ¿qué pasa con Juanito y con Valdano?... Me llaman del club para decirme que estás muy pesadito". Se lo expliqué y me dijo: "Sigue". Y seguí. Seguí hasta que un buen día, en la sección de "Leyendas del Real Madrid" apareció, de repente, el nombre de Juan Gómez; lo justo habría sido que desapareciera de allí la cigarra de Santa Fe, pero en ese preciso instante consideré restituido el honor de Juanito y simplemente paré. Luego, pasado mucho tiempo, le entrevisté por la noche en El Tirachinas; me vendió las mismas burras de siempre y yo, gracias a su verbo fácil, saqué adelante uno de esos complicadísimos programas de verano en los que nunca hay nadie, y mucho menos en "provincias".
A Valdano, como a Pellegrini y como a Del Bosque, le corroe el resentimiento. Si sometiésemos su rabia a la prueba del carbono 14 nos daría una fecha: 25 de mayo de 2011. "Se ha demostrado que el técnico necesita autonomía y pretendemos evitar las disfunciones que se han producido con la dirección general de marcado carácter deportivo". En realidad no hubo tal disfunción porque la hormiga fue a lo suyo, que era trabajar, y pasó por encima de la cigarra, que no hacía otra cosa que tocar el bandoneón, pero llegó un momento en que para el club resultó imposible justificar la millonaria soldada del falso intelectual de la falsa izquierda. Valdano se quedó mentalmente aparcado en mayo de 2011 y desde entonces transpira rencor. Su última exudación verbal le ha llevado a afirmar que el Atlético de Madrid se ha vengado del Bayern y que también lo hará del Real Madrid. Le veo el 28 de mayo cantando el himno de Sabina: "¡Que viva mi Atleti de Madrid!"...