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El penúltimo raulista vivo

Valdano como Zelig

Nadie, que yo sepa, le ha pedido jamás desde el Real Madrid a Jorge Valdano que se comporte como un fanático, un intransigente, un sectario. Nadie le ha pedido que diga que el fichaje de Kaká fue un acierto, que Spasic se salió del mapa o que Petkovic, Drenthe y Woodgate triunfaron en el club. Nadie. Claro que Valdano no es un sectario. Para mí que el argentino se encuentra justamente en el polo opuesto: no es un intransigente, no es un fanático porque ("Por sus obras los conoceréis") es un hombre absolutamente permeable y maleable, siempre dispuesto a adaptarse con prontitud y sin reservas al entorno que le rodea. Valdano siempre ha sabido encajar, camuflarse y, llegado el caso, comérsela con patatas para seguir sobreviviendo.

No existe mejor botón de muestra de la adaptabilidad de Valdano al entorno que aquel día en el que Jorge fue obligado por Florentino Pérez a presentar a José Mourinho, su auténtica bicha deportiva, como entrenador del Real Madrid. Valdano presentó al hombre que, según él, embarraba las ruedas de prensa... y siguió subsistiendo. Puede que el argentino no le haya perdonado a Florentino aquella broma pesada y por eso diga ahora que "es mucho decir" que el presidente del Real Madrid y él sean amigos. Pero dos no discuten si uno no quiere. A Valdano le habría bastado con decir "no, Florentino" y marcharse del club, pero prefirió decir "sí, Florentino" y aguantar un día más, una semana más, un mes más. ¿Intransigente?... Qué va, todo lo contrario.

Que conste en acta que yo sí tendría a Florentino Pérez entre mis mejores amigos si me hubiera nombrado director general del mejor club de fútbol del siglo XX poniéndome un auténtico sueldazo por hacer no se sabe bien qué. Más que nada porque ni antes ni después Valdano hizo nada relevante en el mundo del fútbol como para pegar ese salto. Entrenó al Tenerife, luego ganó una Liga con el Madrid, después se fue al Valencia... ¡y desapareció!... De lo consentidor que Valdano llegó a ser como alto ejecutivo del Real Madrid puede darnos también una idea aproximada el hecho de que no dijera ni "mu" cuando el presidente del club decidió no renovar su contrato a Vicente del Bosque consintiendo a continuación aquella auténtica frikada de traer a Carlos Queiroz para sustituirle en el banquillo.

Pero, como decía, nadie le ha pedido jamás a Valdano que vea el fútbol desde un escudo, como dice él. Nadie. Nunca. Digo yo que el madridismo esperaba de él un guiño, solo uno. Un guiño de vez en cuando, pongamos cada tres o cuatro años. Un guiño hacia el club que le fichó como jugador, que luego le sentó en el banquillo como entrenador y que más tarde le pasó a los despachos... ¿a hacer exactamente qué? ¿Y con qué resultados?... Por José Mourinho, que sí es un profesional del fútbol de contrastada valía y que después de dejar el Madrid se ha ido al Chelsea y que con el tiempo acabará dirigiendo al United o a Portugal, sabemos que Valdano no tenía por ejemplo conocimiento de que Özil estaba a tortas con el Werder Bremen y se encontraba por lo tanto a tiro.

Un guiño, solo uno. Un guiño hacia el club que tantas cosas le dio. Ni uno. Nada. Al contrario. Cuando Valdano dice que "el ciclo de Mourinho se encuentra por debajo de la media del Madrid" está haciéndose trampas al solitario. ¿Es cierto lo que dice?... Sí y no. Es cierto porque afortunadamente el Real Madrid ha ganado muchos títulos a lo largo de su historia y no lo es porque Valdano sabe perfectamente que el Barcelona al que se midió Mou no es el Barcelona al que se midió por ejemplo él. Resulta paradójico que Valdano le haya puesto a su último libro el título de los11 poderes del líder. Quiero pensar que haya sido cosa de la editorial. Que Valdano pontifique sobre el liderazgo es como si a Roscoe Arbuckle se le hubiera ocurrido escribir sobre los beneficios de estar delgado. Si Valdano hubiera sido un líder le habría dicho por ejemplo a Florentino que Del Bosque no salía y que Mourinho no entraba. Pero tragó. Del Bosque salió, Mourinho entró y él siguió sobreviviendo. Maleable. Adaptable. Permeable. Camaleónico como Zelig. Por eso precisamente, y más allá de los títulos cosechados, a mí me parece que el ciclo de José Mourinho ha sido superior a la media del Madrid. Valdano no lo comprenderá, claro. Ni falta que hace, por supuesto.

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