Acaba de estrenarse en los cines de España el documental Once in a lifetime: the extraordinary story of the New York Cosmos, (Una vez en la vida: la increíble historia de los New York Cosmos) dirigido por John Dower y Paul Crowder. El estreno del film, coincidente en el tiempo con el debut de David Beckham con Los Ángeles Galaxy, no puede resultar más oportuno (o sea, más rentable) para los exhibidores. La lesión de tobillo que viene arrastrando desde hace tiempo no le dejó al inglés pasear el palmito por el césped del Home Depot Center más allá de quince minutos, aunque ese cuartito de hora arrastró hasta allí a gente que, como Jennifer Love Hewitt o John Hurt, jamás habían ido anteriormente a un campo de fútbol para presenciar un partido en directo. Todo muy americano.
El debut de Beckham, decía, hará más rentable la exhibición del documental en España porque tengo la impresión de que estuviéramos asistiendo a dos partes de la misma película: la primera, la que ya está grabada, en la que se nos narra la importancia de dos hombres (el futbolista Pelé y Steve Ross, presidente de la Warner en los años setenta) en el auge del Cosmos y la posterior creación de la Liga Estadounidense de Fútbol, la NASL; y la segunda, que podemos vivir ahora mismo en vivo y en directo, con el desembarco de los Beckham –porque la pija también ha desembarcado, vaya que si ha desembarcado– y lo que la presencia del matrimonio más famoso del planeta puede suponer para el fútbol norteamericano. Sinceramente pienso que la estancia de Beckham en Estados Unidos es un auténtico desperdicio deportivo, un derroche del que no puede acusarse sólo al Real Madrid, que le dejó marchar, sino al propio futbolista, que se quiso ir. O, por mejor decir, a Victoria, que acabó arrastrando a su marido a un lugar que no le oliera tanto a ajo.
Me aseguran que en Una vez en la vida veremos colaborar más bien poco a Pelé. El brasileño, que vive desde hace más de tres décadas de ser él mismo, pidió –¡cómo no!– más dinero por participar en el film. Aún así, Pelé es uno de los indudables héroes de la película, por la que van desfilando además jugadores míticos como Johan Cruyff, Giorgio Chinaglia, Carlos Alberto y Franz Beckenbauer, entre otros. "Goles, codicia y mujeres" es, por cierto, la frase que acompaña al documental. Beckham arrastró hasta el campo a Katie Holmes, Ray Winstone, Tony Parker, Eva Longoria, Kevin Garnett y el mismísimo Arnold Schwarzenegger. Goles, codicia, mujeres y glamour, mucho glamour. Demasiado ruido para tan pocas nueces. Y es que, transcurridos treinta años desde la creación de aquel increíble Cosmos del rey Pelé, yo creo que a los estadounidenses sigue sin interesarles demasiado el juego y sólo compran de vez en cuando algún europeo para que les haga unas cuantas monerías.