En Premiere, una televisión alemana de pago, Bernd Schuster se ha mostrado más críptico y misterioso que nunca, hasta el punto que, después de sus declaraciones, todavía no tenemos del todo claro si seguirá o no seguirá al final de la actual temporada y a quién se estaba refiriendo exactamente cuando dijo que en el Real Madrid no se reciben informaciones, sólo opiniones. No solía ser así Schuster cuando jugaba al fútbol. Cuando jugaba al fútbol, el alemán solía dejar las cosas claras desde el primer momento. Y lo peor, desde el punto de vista del madridismo, no es la oscuridad de sus declaraciones sino su evidente inoportunidad. El equipo ha ganado sus tres partidos de Liga y el único que ha jugado en la Champions; da auténtico pavor pensar qué podría decirles a los chicos de Premiere en el futuro si, en lugar de oros, pintaran bastos en el estadio Santiago Bernabéu.
En la rectificación posterior de sus propias declaraciones, Schuster, consciente quizás de la metedura de pata, quiso sacarla explicando que se estaba refiriendo a las críticas vertidas hacia su persona durante la pretemporada. ¡Bienvenido al club! Dice Bernardo que hay muchas cosas que han cambiado en el Madrid desde su etapa como futbolista, pero esa en concreto, la de las críticas recibidas incluso durante la pretemporada, no será una de ellas. En el Real Madrid conviene ganarlo todo desde el primer momento, de lo contrario te expones a que te lluevan palos por todas partes. Así ha sido a lo largo y ancho de los últimos cincuenta años, y él vistió esa camiseta en los años ochenta, luego no sé de qué se sorprende tanto. Si le molestan las opiniones, lo mejor que puede hacer es dedicarse a otra cosa, por ejemplo al cultivo hidropónico de la chalota.
Para redondear la operación, por allí apareció Franz Beckenbauer para "apoyar" a Schuster (no sé muy bien en qué) y para explicar que él pasó por una situación similar cuando entrenó al Olympique de Marsella y que tuvo que marcharse después del primer año porque "era imposible seguir así". Tarjeta amarilla para el críptico Schuster. Si él, que tuvo que pagar para entrenar al Madrid, todavía no sabe dónde está... ¿qué le decimos a Drenthe? A ver si a Schuster le va a pasar lo mismo que a Floyd Patterson y resulta que tiene la mandíbula de cristal. Porque en ese ring, el de Concha Espina, o encajas o simplemente te dejan K.O.