En su libro Cómo la vida imita al ajedrez, Garry Kasparov, uno de los deportistas con más talento del siglo XX y quizás uno de los tres o cuatro mejores ajedrecistas de la historia, dice lo siguiente al hablar de la estrategia: "si jugamos sin objetivos a largo plazo, nuestras decisiones se convierten en exclusivamente reactivas y nos vemos jugando el juego de nuestro oponente, no el nuestro. Mientras saltamos de una cosa nueva a la siguiente, acabamos por perder el rumbo, impelidos por lo que tenemos delante, en lugar de por los logros que necesitamos". Kasparov pone como ejemplo la campaña presidencial norteamericana de 1992, la que llevó a Bill Clinton a la Casa Blanca. "Durante las primarias demócratas", dice Kasparov, "parecía que cada día traía un nuevo escándalo que, con toda seguridad, destruiría la candidatura de Clinton. El equipo de campaña reaccionaba inmediatamente frente a cada nuevo desastre, pero no se limitó a reaccionar. Se aseguró de que todos los comunicados de prensa hicieran hincapié también en el mensaje de su candidato".
Luis Aragonés ha dado hoy su lista de 23 jugadores para la Eurocopa y en ella, tal y como nos temíamos algunos, no está Raúl. Pareciera una victoria del seleccionador sobre el capitán del Real Madrid pero, bien al contrario, es una derrota aplastante. Intuyo que, salvo que España gane la Eurocopa y probablemente aunque lo haga, la lista que hoy ha ofrecido Luis pasará a la historia del fútbol español como la primera a la que faltó Raúl desde el año 1998. Más allá del hecho circunstancial de apartarle injusta y caprichosamente del equipo nacional, ni el seleccionador nacional, ni la gente que trabaja con él, ni tampoco sus agradecidos satélites han sabido salir con éxito del trance de Raúl, y eso es simple y llanamente porque, por encima de las inquinas personales y los cotilleos de pasillo, resulta incuestionable que el jugador del Real Madrid se ha ganado a pulso acudir a Austria con otros veintidós jugadores de fútbol. Al contrario que Clinton en el 92, Luis se ha visto superado por el debate sobre Raúl y, en mi opinión, no ha sabido transmitir un mensaje positivo.
Salvo la presencia de Cazorla, la lista no ha podido sorprender a nadie puesto que ha sido publicada y republicada por todo el mundo desde hace diez días. Para ocasiones posteriores propongo que, en lugar del seleccionador, los satélites de Luis, que fueron, nombre arriba y apellido abajo, los satélites de Clemente y de Camacho, y serán también, apellido abajo y nombre arriba, los satélites de Del Bosque, se dividan la lista por líneas. Así, un satélite podría anunciar los porteros, otro los defensas, otro los centrocampistas y otro más los delanteros. ¿Qué sentido tenía la rueda de prensa de hoy si la lista la conocíamos todos y Luis no iba a responder, como viene siendo su tónica habitual, a las preguntas más candentes? No seré yo quien le ponga a Aragonés el collar hawaiano de flores.
La lista no me gusta porque no me gusta el seleccionador. Puedo escribirlo en negrita: la lista no me gusta porque no me gusta el seleccionador. Dejando a un lado la curiosa circunstancia de que el campeón de Liga, que también lo fue la temporada anterior y que ahora mismo aventaja en ocho puntos al Villarreal y en dieciocho al Barcelona, sólo aporte dos jugadores, cuestión ésta que no se veía desde el Mundial de 1950, el hecho de que Luis llame a cinco futbolistas que no han disputado ni un sólo minuto con España, y que dos de ellos ni siquiera hayan sido convocados nunca, constituye una auténtica frivolidad. Ya me explicará Luis en qué momento exacto de sus carreras deportivas han colaborado Navarro, De la Red, Cazorla y Sergio García a la clasificación de España para la Eurocopa. Y ya me dirá, por supuesto sin prisas y cuando él lo estime oportuno, cómo es posible que el jugador número veintitrés, el que le quita precisamente el sitio a Raúl, esté luchando por evitar el descenso a Segunda. Esta es la lista incoherente de un seleccionador contradictorio.