La candidatura de Juan Onieva, aval mediante, tiene mucho mérito. Y también la intentona que hizo hasta el final Eugenio Martínez Bravo, presidente de la Plataforma Blanca, aunque al final apareciera ahogado en la orilla debido a la complicadísima crisis económica mundial. En estos momentos debe resultar especialmente complicado reunir 57,3 millones de euros para poder competir por la presidencia del Real Madrid. Supongo que el club lo hará para impedir que las elecciones se conviertan en la fiesta de Blas y que el primer socio que se presente en las oficinas del estadio Santiago Bernabéu diga que él también quiere pelearse con Florentino Pérez. Recuerdo que, no hace mucho, en Telemadrid dedicaron un programa especial a la crisis madridista, y que por allí apareció un individuo que era presentado como candidato a la presidencia cuando ni siquiera estaban convocadas las elecciones. De aquel personaje nunca más se supo, por supuesto.
A Onieva la norma podrá parecerle caciquil y arcaica, pero yo creo que todos los socios podrán votar el 14 de junio pero no todos los socios están en disposición de presidir el club más importante del siglo XX según la FIFA. La candidadura de Onieva tiene, como decía, un mérito tremendo por doble motivo: primero porque no es fácil que alguien te confíe cerca de 60 millones de euros y segundo porque su rival será el imbatible, temible y todopoderoso Florentino. Dicen que el simple hecho de concurrir a las elecciones te da publicidad y prestigio social, pero si, tal y como todo parece indicar, Pérez barre en las urnas a sus rivales, lo único que logrará en cualquier caso el derrotado será una publicidad negativa. Es posible que a Juan Villalonga, ("¿Villa qué?"... Sí, sí, Villalonga) que no da precisamente la impresión de ser un hombre incapaz de reunir esos 57 millones de euros, se le haya tragado la faz de Miami porque sabe que no le aguantaría tres asaltos a F.P.
El hecho de que Florentino tenga alguien con quien entretenerse un rato, nos da también vidilla a los periodistas deportivos y, ya puestos, sólo retrasa en quince días la decisión final, que ya llegará tarde aunque eso sea única y exclusivamente achacable a Boluda, que sigue siendo Calderón. Y a lo mejor ni siquiera eso. Florentino lleva trabajando mucho tiempo en su proyecto deportivo y se considera a sí mismo como un ganador seguro. Juan Onieva demuestra valentía y carácter competitivo, mientras que Villalonga, por ejemplo, corrobora lo que ya intuíamos todos allá por el mes de octubre de 2008 cuando anunció por sorpresa que quería presidir el Madrid después de intentarlo con el Valencia y llevarse, también de forma y manera ciertamente sorprendente, la nada despreciable cantidad de 10 millones de euros por 15 días de trabajo. Si Onieva llega sin demasiadas magulladuras al 14-J habrá cumplido. El futuro del Real Madrid se merece al menos un debate.