Sigo sin poder entenderlos. Y empiezo a pensar que no es por mí, que hago esfuerzos titánicos, créanme, sino por ellos. Ayer fue trending topic, o lo que es lo mismo se repitió muchas veces una palabra o una frase en un momento concreto en una red social, en este caso Twitter, "Patético de Madrid". Algunos periodistas objetivos del Atlético de Madrid de los que no daré aquí ni nombre ni razón social porque absolutamente todo el mundo sabe de quienes estoy hablando, se mostraron orgullosísimos de que todo el mundo estuviera hablando del "Patético de Madrid" en las redes sociales: "Orgulloso", decía uno, "ojalá más días así". Estuve a punto de decirle que se fuera a Neptuno a celebrarlo. Y yo no lo puedo entender. A mí me gusta que mi equipo, que es el Real Madrid, sea tendencia por las cosas positivas y no por las negativas, me gusta que se hable del Madrid porque ha ganado la Copa de Europa, la Liga, un Mundial... Al perioatletismo no, al perioatletismo le gusta que a su equipo le llamen Patético.
Tratando de buscarle una explicación a un comportamiento tan abiertamente masoquista, llegué a la conclusión de que ese orgullo fingido era en el fondo el producto del complejo histórico que arrastran muchos colchoneros: "No nos quieren", "Molestamos", "No nos pueden entender". Ese "Patético de Madrid", según creo, fue convertido en trending topic de un modo extraoficial, o sea sin consentimiento del club, por los aficionados madridistas, que trataban así de responder al tuit, éste sí oficial, del Atlético de Madrid Sociedad Anónima Deportiva en el que podía leerse lo siguiente: "Critican hasta los aciertos... Algunos están acostumbrados a tener siempre el viento a favor". Hombre, así, a vuelapluma, se me ocurre recomendarle al responsable de las redes sociales colchoneras, que probablemente sea muy joven, que le eche una ojeada rápida a la historia: cuando el Atlético de Madrid era el Atlético Aviación, o sea el equipo del general Francisco Franco, y al Real Madrid se le vinculaba con la República, el viento no era del todo favorable, ¿no?
El caso es que si el Atlético de Madrid trataba de provocar al Real Madrid con un tuit no lo ha conseguido. O, como dice el jefe Brody en Tiburón, van a necesitar un barco más grande. Salvo en contadísimas ocasiones, y sólo cuando Florentino Pérez considera que el agravio no puede ser regateado, el Real Madrid no entra nunca al trapo. El Real Madrid es como el Vaticano. Cuando entras en el Vaticano te das cuenta de lo que significa la palabra "majestuosidad". Allí todo es solemne. Y cuando visitas los Museos Vaticanos percibes de cerca el poder, lo hueles, está en la pintura de las paredes, en el cristal de las vitrinas. Cuando visitas la sala de trofeos del Real Madrid, cuando ves de cerca esas trece Copas de Europa que asombran al mundo, es cuando dices "está aquí, el poder de la historia está concentrado todo aquí, en este punto preciso". El estadio Santiago Bernabéu es como el kilómetro cero del fútbol mundial. Y, puede que, precisamente por eso, ni el papa salga habitualmente a echarle la bronca a nadie ni tampoco salga a contestar nunca Florentino Pérez, que es el Francisco del fútbol. Lo que un aficionado de a pie considera una ofensa gravísima, como por ejemplo el tuit de ayer del Atleti, hasta el punto de convertir en trending topic "Patético de Madrid", el presidente del Real Madrid se lo toma como una brizna de polvo en el camino. A mí me saca a veces de quicio, lo reconozco; oigo a fray Papilla y me subo por las paredes, pero a Florentino le hacen gracia él y fray Puerta. Se ríe, qué le vamos a hacer. Es como Marcelino Pan y Vino.
Hay otra cuestión por la cual no responde el Real Madrid, y menos aún por Twitter, y es por la imagen. Si el Real Madrid entrase a ese trapo trasladaría al exterior la imagen de un equipo pequeño, uno de pueblo. El Atleti, que es un grande de España, quizás pueda permitírselo porque tiene cuatro millones de seguidores en Twitter, pero el Real Madrid, que tiene más de treinta y seis, no está para esas bromas. Por lo demás, y aunque eso sea probablemente lo menos importante de todo, el tuit encierra dos grandes mentiras y arranca con una, "critican". Nadie del Real Madrid ha criticado nada, si acaso fray Papilla, que de jopelines pasó a cáspita. Ni, por cierto, acertó Hernández Hernández, tal y como han constatado casi todos los especialistas en la materia. Lo de Felipe fue mano y, salvo que el Atleti quiera jugar con otras normas, lo de Lemar fue cartulina roja. Pero da igual, un error o dos o tres o cuatro o cinco o seis no mueven molino. A mí el Atleti me sigue cayendo bien y, si la Liga no la gana el Madrid, prefiero que lo haga él. Aunque siga sin poder entender a muchos colchoneros ni entienda por supuesto a los periodistas objetivos del Atleti que festejan como esa Champions que les debe el fútbol un tuit del club. Pues eso, a Neptuno. Cuando se pueda celebrar, ¿eh?, ahora de momento no, que os conozco.