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El penúltimo raulista vivo

Un tiempo muerto ilegal para Simeone

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Pausa: breve interrupción, tardanza, lentitud; breve intervalo en el que se deja de cantar o tocar. Esta es la definición que de pausa hace el diccionario ideológico de la lengua española de Julio Casares. Como (por el momento porque nunca se sabe) la nuestra es una materia deportiva y, en este caso concreto, futbolística, y no quiero yo robarle protagonismo al profesor Amorós, que es además el que más sabe de música del país, aquí cabría deducir que una pausa es un breve intervalo en el que se deja de jugar al fútbol. Hay otros intervalos a lo largo de un partido, por ejemplo el descanso, que está reglamentado: quince minutos de pausa entre la primera y la segunda mitad en la que uno puede emplear su tiempo en ducharse, cambiarse de camiseta, dar o recibir instrucciones, dormir, comer o silbar; pero el apellido de este intervalo al que me refiero es "hidratación", o sea pausa para la hidratación, que es un invento bastante reciente y que, como su propio nombre indica, está también reglamentado aparentemente. ¿Qué es la hidratación? Pues acudamos de nuevo al diccionario para saberlo. Hidratar: Combinar un cuerpo con el agua, o lo que viene a ser lo mismo, beber. Así que esta pausa para hidratarse, o sea para beber agua, tiene sus propias reglas. La de la pausa de hidratación en concreto está recogida en una normativa del 16 de agosto de 2018 y hace referencia a que en los meses de mayo, junio, julio, agosto y septiembre, los clubes podrán solicitar al árbitro una parada para enfriamiento. ¿Y cuándo podrá ser eso? ¿Siempre que quieran los clubes? No. Los clubes pueden pedir una pausa para hidratarse cuando la temperatura supere los 30 grados centígrados.

Anoche, cuando dije esto en El Chiringuito, Cristóbal Soria me dijo que esa normativa no valía para nada y que la pausa de hidratación se consensuaba previamente por parte de los clubes. Bien, algo hemos avanzado: el reglamento de la federación no sirve para nada; la federación dice que los clubes podrán pedir la pausa de hidratación cuando se superen los 30 grados pero eso no sirve y es cuando lo consensúen los clubes a petición del árbitro. Y entonces me surge otra pregunta, ¿cuándo y cómo lo consensúan los clubes? Puesto que lo de los 30 grados no vale para nada, mi compañero y amigo Juanfe Sanz, que es el que más sabe de esto, me dijo ayer que el consenso se establecía entre los 26 y los 29 grados. Bien. Vale. Olvídemonos de lo que establece el reglamento de la federación y aceptemos que todo se hace a pachas, al estilo "aquí te pillo, aquí te mato", como en un rastrillo. "Oye, que hay 26 grados, ¿te parece bien que paremos?"... O sea, convengamos que es todo un puñetero desastre.

¿Hubo otros campos en los que ayer hubo pausa para la hidratación? Claro, nunca he dicho lo contrario. Pararon, según parece, en el Betis-Huesca o, entre otros, en el Getafe-Levante. Y digo eso de según parece porque la pausa para la hidratación no aparece en el acta. Incluso, y según me ha comentado Petón hoy en Fútbol EsRadio, hubo pausa para la hidratación también en el partido que el Real Madrid femenino jugó contra el Eibar a las 12. ¿Y? Yo no sé qué temperatura habría en Sevilla a las seis y media de la tarde, pero sí sé la temperatura que hacía en Madrid: 24'5 grados a las 6, 24,1 grados a las 7 y 22,9 grados a las 8, datos oficiales de la Agencia Estatal de Metereología. De modo que el consenso (o así al menos lo interpreto yo) pasa a ampliar su horquilla de los 23 a los 30 grados de temperatura. Una horquilla muy amplia, ¿no? Ya no son los 30 grados que estipulaba el reglamento de la federación que convenimos en que ahora ya no vale para nada sino que el consenso baja de los 26 grados a los 22. O lo que es lo mismo, la norma de la pausa para la hidratación se ha pervertido hasta el punto de transformarla en un tiempo muerto ilegal, que es lo que ayer le regalaron a Simeone.

¿Por qué hablo de tiempo muerto y no de pausa para hidratarse? Muy sencillo: porque, al menos en el caso del Atlético de Madrid, la pausa no sirvió para que nadie se hidratara sino para que recibiera las instrucciones de su entrenador. De todos los jugadores que se reunieron alrededor del Cholo (Hermoso, Oblak, Trippier, Llorente, Koke, Felipe, Correa, Savic...) sólo uno de ellos bebió del frasco, y no fue precisamente Carrasco, que también estaba ahí. ¿Y quién fue el único que bebió? Pues el único que bebió es el futbolista que llevaba 11 minutos en el campo porque había entrado en el 66 y probablemente no necesitara hidratarse, Joao Félix. El resto aprovechó la pausa para recibir las instrucciones de Simeone, y no lo digo yo, lo dijo él mismo en la rueda de prensa posterior al partido. En el minuto 77 el Atlético de Madrid perdía por 0-1 y acabó ganando en el 90 por 2-1. Esa pausa reordenó al equipo, lo motivó, lo centró y lo ayudó a ganar un partido que puede valer una Liga.

Así que la famosa pausa para hidratarse que estaba reglamentada pero cuyo reglamento no sirve para nada y que tampoco vale para hidratarse sino para recibir instrucciones como en el baloncesto, esa pausa es discrecional y queda supeditada a la opinión que en ese momento tenga el colegiado del partido. Me surge entonces una pregunta: ¿Para qué unificar los horarios de las dos últimas jornadas si va a haber equipos cuyos entrenadores puedan pedir un tiempo muerto y otros que no puedan hacerlo? Porque, y aquí está lo importante, la discrecionalidad no funcionó por ejemplo para el entrenador del otro equipo que se está jugando (milagrosamente, añadiría yo) la Liga. En San Mamés nadie le preguntó a Zidane si quería parar, nadie se lo propuso. El entrenador del Atlético de Madrid pudo pedir un tiempo muerto que le sirvió para remontar un partido que iba perdiendo y que le servía la Liga en bandeja al Real Madrid pero Zidane simplemente no pudo porque nadie le preguntó.

Yo no puedo defender lo que no he dicho. No he dicho, por ejemplo, que si el Atlético de Madrid gana la Liga vaya a hacerlo por ese parón en el partido contra Osasuna, sí he dicho que ese parón no sirvió para hidratarse sino para dar instrucciones. No he dicho que no hubiera tiempo muerto en otros campos, he dicho que todos los entrenadores deberían gozar del mismo privilegio que ayer tuvo Simeone. Lo que yo digo es que no se puede llamar pausa para la hidratación a un parón que no sirve para hidratarse y que, además, depende de la opinión de González González o de Hernández Hernández. O todos paran o no para nadie. O se para pero exclusivamente para lo que se ideó la pausa, o sea para hidratarse cuando la temperatura sea superior a los 30 grados. Porque ayer, y en un partido en el que se jugaba el título, a Simeone le facilitaron un recurso del que careció Zidane.

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