No hay quien pueda sacarme de mis trece: cualquier día de estos, el Valencia anunciará en su página web que Ronald Koeman está embarazado. Si tuviéramos que fiarnos por la tripita y los mofletes coloradotes a lo Heidi que exhibe el orondo Tintín holandés, (por cierto, ¡menudo "homenaje" al genial Hergé!) yo diría, así, a ojo de buen cubero, que está de cuatro meses por lo menos. Al final va a resultar que hemos perdido el tiempo buscándole una explicación técnica o personal a la expulsión de tres jugadores emblemáticos de la plantilla, cuando en realidad todo se debe a un antojo, así de simple; la única diferencia es que Koeman no pidió fresas con nata o helado de chocolate sino la cabeza de Albelda, Cañizares y Angulo, los tres a la vez. Si yo fuera Juan Soler, cruzaría los dedos y rogaría que sí, que fuera cierto, que el entrenador estuviera embarazado. Es posible que el Valencia siguiera sin jugar bien al fútbol, pero ¿se imaginan ustedes el partido económico que podría sacársele a todo este asunto?
A Koeman, Tintón o Tintonazo más que Tintín, sólo le salvarán los resultados deportivos que obtenga desde ayer su equipo; podrá parecer una obviedad, pero en el caso que nos ocupa no es así puesto que no recuerdo un entrenador que fuera tan despreciado por sus aficionados a los dos meses de haberse sentado en el banquillo. La imagen de Tintón en Valencia no atraviesa por su mejor momento, y eso que no ha hecho más que bajarse del autobús. El otro día pidieron en la tele a un grupo de aficionados valencianistas su opinión acerca de lo que estaba sucediendo, y a uno de ellos casi se le saltaron las lágrimas al hablar de Albelda. La semana pasada, Koeman, que ya busca coartadas, dijo que había vivido en un mes y pico lo que no había vivido en toda su carrera futbolística, como si a él le hubieran pillado allí de casualidad. Es posible que, con él al frente del equipo, la afición del Valencia haya pasado también por experiencias que ya se habían perdido en la memoria de los tiempos, cuando el club bajó a Segunda.
Es curioso que Tintonazo quiera hacernos luz de gas intentando convencernos de que él es ajeno a la situación por la que atraviesa en este momento el Valencia, cuando ha sido su principal responsable. Por eso digo que, con Albelda, Cañizares y Angulo apartados, Fernandes cedido después de haber pasado por la cárcel, Miguel, que ya reconoció que él salía los jueves, esperando su turno para ser reprendido, y Banega, el nuevo crack, mundialmente reconocido por haber protagonizado un vídeo subidito de tono que ya está corriendo como un reguero de pólvora por internet, lo único que falta es que el club anuncie de una vez por todas que Koeman está embarazado y que al "increible director deportivo menguante" le ha pasado al final lo que a Scott Carey en la extraordinaria película de Jack Arnold y sencillamente ha desaparecido de su despacho. Si el Valencia no empieza a ganar partidos ya, con un 4-3-3 ó con un 4-4-2, con su estilo propio o con el de una prima lejana de Amsterdam, le auguro a Koeman un embarazo ciertamente complicado.