No es que mi homenaje sobre Arteche llegue cuatro días tarde sino que cuatro días antes tampoco sabía exactamente qué decir; hoy, a lo mejor, es probable que tampoco lo sepa, pero me ha decidido a intentarlo un emotivo artículo que firma Paulo Futre en el diario Marca; y el portugués sí que sabe qué decir perfectamente puesto que convivió bastantes años con Juan Carlos, compartió con él vestuario y puede dar crédito de lo que el defensa central representó para aquel Atleti convulso de los Gil, y lo que le apoyó particularmente a él tanto dentro como fuera del terreno de juego nada más aterrizar en la Liga española. Cuenta Futre que Arteche repetía siempre el mismo ritual antes de cada partido y, ya sobre el césped, se dirigía a su marcador y le advertía que si se pasaba con el chaval iría a por él. Códigos del fútbol, que diría Aragonés.
Recuerdo que Gil, con quien servidor se las tuvo tiesas cuando la línea general de comportamiento entre la prensa deportiva era reírle las gracias a mandíbula batiente, decía que Arteche era un bruto que no entendía nada. Yo siempre creí sin embargo que, lejos de no entender nada, Juan Carlos comprendió sagazmente antes que el resto qué acabaría ocurriendo con el club, por dónde irían los tiros de tan peculiar gestión deportiva y cómo irían saliendo en fila de a uno del equipo todos aquellos que osaran plantarle cara a Jesús. En todas las plantillas hace falta un protector, y el de ese Atlético de Madrid era indiscutiblemente aquel cántabro de Maliaño de nariz rota, fútbol pesado, ideas claras y hablar aún más claro todavía. Entrevisté unas cuantas veces a Juan Carlos, y de una de ellas conservo aún la fotografía: césped del Calderón, más de veinte años atrás, yo con mi grabadora y con pelo, él con su loden, las manos en los bolsillos, serio y educado, atento como siempre...
Tendría que estar prohibido por ley morirse a los 53. Debería ser inconstitucional. Al cáncer de riñón que sufría desde hace tiempo Juan Carlos lo llamaba "el bicho": "o el bicho puede conmigo o yo acabo con el bicho", solía decir con un par de bemoles. Pero ese bicho es un auténtico cabrón que no da tregua. Racing de Santander y Atlético de Madrid, los dos clubes de su vida, piensan rendirle un merecido homenaje a Arteche a primeros de enero, coincidiendo con el partido que les enfrentará en la Liga, y ayer, en el minuto 4 (el de su dorsal) del partido contra el Getafe la grada coreó su nombre: "¡Arteeeche, Arteeeche, Arteeeche!"... Nunca fue un artista del alambre ni tampoco lo pretendió: fue un duro honesto, un líder de ideas claras y plomo en las piernas, un hombre de los pies a la cabeza, un ganador que daba la cara aún a sabiendas de que acabarían partiéndosela.