Por algún lado he debido dejar escrito que para mí la Navidad era distinta sin Ben Hur o ¡Qué bello es vivir! y el torneo de baloncesto del Real Madrid; lo primero puedo solucionarlo fácilmente acudiendo a la videoteca, lo segundo desafortunadamente no. El torneo, que empezó llamándose Trofeo Phillips, luego Memorial Raimundo Saporta y más tarde Memorial Fernando Martín, nació en 1965, dos años y pico después de que lo hiciera servidor, y murió en 2006, demasiado joven a mi entender, sólo y desatendido, cuando contaba con 41 años. Es cierto que llevó muy mala vida, sobre todo desde 2000 cuando decidieron que se jugara a partido único, y que al final, cuando el baloncesto había cambiado tanto y tan rápido, casi todo el mundo lo veía como una boutade del Madrid y no supo aclimatarse a los nuevos tiempos que corrían, pero, qué quieren que les diga, lo echo de menos del mismo modo que echo de menos el pan de higo que me hacía mi abuela o ir de puerta en puerta pidiendo el aguinaldo sin que los vecinos salgan pitando despavoridos.
Yo, aunque parezca mentira, soy casi más del baloncesto que del fútbol. Todavía recuerdo cuánto sufría y los berrinches que me llevaba escuchando gracias a Radio España las transmisiones que de los partidos europeos del Madrid hacían Enrique Martín y Alfonso Sánchez. Cada uno tiene sus colores del alma y, dentro de eso, el equipo que más le llegó al corazón. El que suscribe sigue enamorado de la Quinta del Buitre y, no me pregunten por qué ni por qué no, también del primer Real Madrid de Lolo Sainz como entrenador, el de Brabender, Corbalán, Cabrera, Luyk, Rullán, Walter y Coughran, aunque tampoco desmerece el de Meister y Abromaitis, ni mucho menos el de Delibasic y Dalipagic. Aquella ilusión de cuando el Madrid traía a los mejores se fue desvaneciendo poco a poco, muy lentamente, y al tradicional Torneo de Navidad le dejaron morir en un rincón, desamparado y triste.
Por eso cuando me enteré de que los chicos de Tirando a fallar, el magnífico programa de baloncesto de esRadio, iban a recrear la finalísima del Torneo de Navidad del 87 entre el Real Madrid y la selección de la Unión Soviética dirigida por Gomelsky, la de Volkov, Belostenny y Kurtinaitis, y que para aderezarlo todo contaban con Ramón Trecet y Vicente Salaner, casi me caigo de la silla. Su vecino de El Penúltimo Raulista Vivo quiere felicitar sinceramente a Vicente Azpitarte, José Manuel Puertas y Miki Borges por tan fenomenal idea, por demoler desde la línea de 6,25 ese topicazo de que todo está ya inventado en la radio y por devolvernos de paso un trocito de aquella Navidad que nos hurtaron para siempre en 2006. En mí, compañeros, tenéis un cliente fijo para el día 25 a las dos y media de la tarde. Y además tengo buenas vibraciones y creo que el Madrid va a ganar, no sin dificultad, ese partido. Habréis tirado a fallar pero el resultado ha sido un ¡tri-tri-tri-triple!...
Posdata: No hay día bueno para morir aunque sí los haya especialmente malos. Hoy, a las seis de la madrugada, ha muerto mi tío Manuel, un hombre bueno. También recuerdo cuando venía a España desde Suiza, donde tuvo que emigrar, y siempre le traía unas tabletas de chocolate a su sobrino. Este artículo va por él. Descansa en paz.