Decían que Florentino Pérez quitaba, ponía y sentaba en el banquillo a discreción. Lo decían, pero luego no conseguían demostrarlo. Florentino fue muy bueno para el Real Madrid porque decía que no ("never, never, never") aunque luego resultaba que era que sí. Pero eso al socio merengue le importaba un comino porque, al final, al club acababan llegando siempre los mejores jugadores del mundo. La gente lo único que quería era ver a David Beckham jugando en el estadio Santiago Bernabéu, y que el presidente mintiera o dejara de mentir a un periodista de la BBC o del Financial Times le traía al pairo. ¿Mentía a sus socios? No, señor. Dijo que ficharía a Figo y lo fichó. Trajo a Zidane. Contrató a Ronaldo. Y, pese a aquel famoso "never, never, never", se hizo con los servicios del capitán de la selección inglesa de fútbol. Espero que James, Jimmy, Arnold, Steven o como fuera que se llamara el colega británico le haya perdonado a estas alturas a Florentino que aquel día no le dijera la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
Por eso el socio madridista, acostumbrado a la etapa de Florentino, le reclama ahora con insistencia a Ramón Calderón que cumpla lo que prometió. A mí, sinceramente, que alguien reclame lo que le prometieron en su día no me parece rancio, ni tampoco carca. Prometió que traería a Kaká, Cesc y Robben, y yo no tengo ninguna duda de que cumplirá su palabra. Hombre, a lo mejor una duda, pero muy pequeñita, una duda casi inapreciable, lo que podríamos llamar una dudita, sí que tengo, sí. ¿Y por qué dudo? Porque mi admirado Roberto Gómez, defensor a ultranza de Calderón, empieza a dudar a su vez. En el diario Marca escribe lo siguiente: "Sería una lástima que una vez que ha llegado hasta la presidencia, su mandato estuviese marcado por la campaña electoral y sobre todo por sus promesas". Y yo me pregunto: ¿por qué otra cosa habría de estar marcado el mandato electoral del señor Calderón sino por las promesas que hizo a sus socios? ¿No eran necesarias las elecciones para contrastar proyectos deportivos? ¿Y en el del señor Calderón no estaban Kaká, Cesc y Robben? Ya digo que para detectar mi mini-duda habría que comprar un microscopio, pero ahí está, tocándome las narices, como un grano en el trasero o una piedra en el zapato. Espero poder descalzármela pronto.