De nada sirvieron las reuniones a tres y hasta cuatro bandas mantenidas a lo largo de todo el día de ayer: Ronaldo sigue jugando en el Manchester United, el Real Madrid continúa eliminado de la Copa del Rey por un Segunda B apañadito y Schuster manifiesta a cada paso que da su incapacidad manifiesta para hacerse con las riendas de un equipo que le viene extraordinariamente grande. Con todo, lo más preocupante es esto último puesto que nadie esperaba que, tras convocar a Raúl en el estadio Santiago Bernabéu, Cristiano anunciara en rueda de prensa su inminente fichaje por los blancos o el Real Unión de Irún, por boca de su presidente, dijese que todo había sido una broma y que cómo iban a dejar ellos al Madrid fuera de la competición copera. Pero cuanto más tiempo se tarde en reaccionar con el entrenador, más quemará el asunto y más difícil será también sacar al equipo del atolladero.
Una prueba -otra más- de que Schuster vive en Schusterolandia, una estrella a unos 2,5 millones de años luz de distancia del planeta Tierra, muy cerquita de la Galaxia de Andrómeda, es el hecho de que, el jueves posterior al desastroso martes negro, el alemán acudiera a entrenar a Valdevebas como si nada hubiera sucedido la noche anterior y tuvieran que ser precisamente los cuatro capitanes quienes, tras la espantá del alemán en el transcurso del partido copero, agarraran con decisión el morlaco por los cuernos. Esto de que Raúl, Guti, Michel y Casillas exigieran una reunión con el resto de la plantilla y los entrenadores para analizar la debacle es como si en el partido de Champions League contra la Juve, Schuster hubiera cambiado a Sneijder en la segunda parte para meterse él mismo en el campo. Al entrenador, que según confesión del propio Higuaín, quien tampoco parece excesivamente parlanchín, habla lo justo y necesario, hubo que arrastrarle por el césped para que cumpliera con una de sus obligaciones esenciales.
Después de las reuniones, por cierto, Rudd Van Nistelrooy, que ya tiene 32 años y cuatro meses, continúa gravemente lesionado y no podrá volver, si es que logra hacerlo, hasta que haya cumplido los 33. Todo parece indicar que asistimos al final de la carrera deportiva de uno de los mayores goleadores de los últimos diez años, pieza fundamental en el éxito de los equipos de Capello y Schuster. Para suplir deprisa y corriendo la baja del holandés, y en vista de que Mijatovic no tuvo la previsión de hacerse con otro goleador de similares características, se habla de Hernán Crespo, sin duda una broma pesada, Milito o Huntelaar. El primero, que cumplirá 34 en julio, vendría cedido por unos cuantos milloncejos y un par de abrazos; el segundo, a quien jamás debieron dejar escapar a Italia, está triunfando en el Génova, mientras que el tercero, que sería el ideal, está lesionado, no volverá a jugar hasta enero de 2009 y el Ajax pediría un pastón por él. Pareciera como si Schuster le estuviera dando patadas a la plantilla en el culo del director deportivo, y eso resulta injustificable. Después de todas las reuniones, Calderón y Mijatovic, que son dos mantas, siguen ahí. Eso tampoco tiene solución... por ahora.